Las cosas en Waven 'Hurn, tal como todo venía desarrollándose, estaban lejos de poder garantizar la tranquilidad de las Danvers -Luthor o de cualquier individuo afín a ellas. Luego del alivio que produjo su escape y la salvación milagrosa de Kara - aún inexplicable -, cayeron sin mayores preámbulos en la realidad de que eran fugitivas, y de que Neriza utilizaría todos los recursos con los que contaba para hallarlas y exterminarlas antes de que consiguieran recuperar su poder. Eran la amenaza más grande para su reinado, y como tal, su nombre había viajado ya muchas yardas galácticas. El Unitarium completo hablaba de la guerrera blanca, o del ángel albino - "Albus", en la lengua unitariana - cuyos poderes sobrepasaban a los de la fuerza superior. Tan solo tres días pasaron desde la destrucción de Góndorf, y el hecho ya era toda una leyenda.
La propaganda había ayudado a la Causa a relevar la cantidad de miembros con los que contaba en el claro interplanetario. Los resultados no eran menores, y tampoco lo era la heterogeneidad de razas que estaban dispuestas a revelarse en contra de sus propios hermanos y hermanas, pero la chispa de la revolución aún resultaba ínfima si se la comparaba con el poder arrollador de los aliados de Neriza. La diosa de la muerte no había escatimado en la sagacidad de su estratagema: llevaba todos esos años moviendo hilos en lugares específicos, seleccionando y estudiando a las personas adecuadas: a los más ambiciosos, inteligentes y temibles de todos los planetas. Seres que no solo sabían usar el poder, sino que el mismo los convertía en verdaderos sádicos.
Dhé y Diana tenían bajo su poder una lista de los más allegados a Neriza, con descripciones cruentas de cada uno, adjuntas a su disponibilidad en tropas, naves y armamento. Los números eran acongojantes y poco esperanzadores: pero la cosa siempre había sido así para la causa, y ahora que contaban con Lyla y con Lena, su ánimo pisoteado anteriormente estaba por las nubes.
Esta responsabilidad martirizaba a cualquiera de ellas de una manera indecible. A pesar de saber a ciencia cierta que, si conseguían controlar su poder y unificarlo nuevamente, podrían vencer a Neriza, era la primera vez que las cosas estaban bien en un transcurso prolongado, y necesitaban imperiosamente aprovechar ese suspiro.
Lena, por su parte, ansiaba por sobre todo reparar la relación con su esposa. Sabía que, en torno a todo lo demás, ese deseo era egoísta y vano en ese momento, pero había pasado demasiado tiempo pensando en el resto, así que no le parecía que pensar en ella por una vez fuese precisamente una injusticia.
¿Cuánto le había arrebatado esa guerra? Incluso más de lo que podría llegar a recuperar. Plantearse un nuevo comienzo era absurdo, si consideraba que el fin de Neriza no había sido concretado, pero al menos podía recuperar algo de paz. Y la forma de hacerlo estaba al alcance de su mano, en teoría.
Kara actuaba muy extraño. Por primera vez en los múltiples reencuentros dramáticos que habían traspasado, sus sentimientos no estuvieron por completo alineados. El amor estaba presente, quizás más vigoroso que nunca debido a la intensidad de la separación y el dolor al que esta las expuso, pero envolviéndolo existía una estructura maciza de temor y vergüenza que refrenaba a Kara en todo momento. Lena ya había renunciado a la posibilidad de que la mirase a los ojos: más aún a la de un beso, o de una caricia como las que constituían su lenguaje diario en el pasado. ¿Quién era esa mujer oscura, taciturna y aprensiva que lucía el rostro de su esposa?
El cambio fue tan profundo, que su puente había desaparecido. Eso la ponía nerviosa. Sentía que era la mayor pérdida que experimentaron: el desvanecimiento del lazo que volvía a su relación tan especial era injustificable. No dejaba de extrañarle la realidad de percibir el foco de Kara como cualquier otro: en el pasado, lo habría hecho viendo a través de sus ojos, confundiendo sus emociones con las suyas: pudiendo adivinar sus pensamientos...
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Nuevos comienzos- II Parte (Supercorp)
Fanfiction"- Debes tener cuidado con lo que decides. Ser un héroe es un trabajo de por vida, y puedes perderlo todo en el transcurso (...). - No tengo miedo. La sonrisa de su madre flaqueó. - No todo es sobre miedo y valentía. El peor de...