- Deberíamos tener otro bebé - murmuró Kara mientras observaba a Digsia engullirse dos platos enteros de cazuela con un ímpetu que hacía parecer que no había comido en días.
Lena la miró de costado y se cruzó de brazos. Estaban sentadas en la mesa de la cocina. Era la primera vez que escuchaba algo como aquello. En realidad, jamás tuvieron tiempo de platicar al respecto.
- Cariño - respondió ella con dulzura -, ese tren ya pasó.
- ¿Por qué? Si estamos mejor que nunca. ¿Cuántos años tendrás tú? No más que unos veintipocos.
- De aspecto quizás, pero si se cuenta lo bailado... - Lena suspiró.
Lo entendía. Entendía el deseo de Kara. La época más feliz y pacífica de sus vidas transcurrió mientras Lyla era pequeña y hasta cierto punto de su adolescencia, justo antes de que apareciera la sombra terrorífica de Neriza sobre ellas. Después todo se desbarató. El problema con soñar en volver a esa prosperidad, era que aún no conseguían saldar el desbarajuste.
Los humos de la causa anti-Neriza aún no se habían disipado, y se entremezclaban en fuertes corrientes con los de la causa pro-Neriza, que aunque más discretos, también salían de su guarida para que los supieran presentes.
Ellas, aún siendo las embajadoras de la paz, consideraron necesario apartarse un tiempo para recuperar el aliento, pero mientras tanto, el Unitarium no se detenía. Lena temía lo que pudiesen encontrar una vez que decidiesen salir al exterior.
Kara tomó sus manos y le enseñó una sonrisa radiante, de esas esperanzadoras que jamás la habían podido abandonar. Lena trató de devolvérsela, pero no con la misma esperanza, tan solo con el mismo cariño.
- Esperemos a que todo caiga en su lugar- dijo Kara -. Pero no veo por qué no deberíamos pensar en nosotras por una vez.
- Cielo mío - Lena acarició su mejilla -, a esta altura, yo estoy más en mentalidad de abuela que de madre. Me asombra que tú no.
- ¡Con esas pintas! - Kara se rió y la observó de arriba a abajo, cerciorándose de que Digsia estuviese concentrada en la comida antes de inclinarse y murmurar -. Pues nunca me había puesto una abuela, ¿qué decirte?
Lena se rió entre dientes y le dio una nalgada discreta.
- Un poco más de respeto a los mayores.- Curvó los labios y luego se puso seria -. Ten paciencia, que la vida aún podría sorprendernos.
- ¿Pesimismo Luthor? ¿Ahora mismo?
- No, no esa clase de sorpresa - Lena levantó los ojos al techo -. La Fortaleza está colmada de amor esta tarde.
Kara siguió la trayectoria de su mirada y puso los brazos en jarras.
- Joder, qué ganas me entran a mí - observó a Digsia -. Ya, ahora recuerdo las desventajas de tener niños. ¿Recuerdas todo lo que hacíamos para que Lyla no se diera cuenta?
- Y al final era inútil - opinó Lena -. Era imposible ocultarle algo.
Kara asintió y se apoyó contra la mesada. Digsia, ya satisfecha, se aproximó a ellas y tomó la mano de Lena.
- ¿Tú cuántos años tienes?
Lena parpadeó y miró a Kara. ¿Cuánto hacía desde la última vez que celebró un cumpleaños? La verdad, había perdido la cuenta. Por lo que llevaba la guerra, podía haber cumplido diez años más que los que tenía, pero eso dependía del lugar donde hubiese residido, de la atmósfera y el proceso del Númex, que había sido de todo menos simple.
- Alrededor de cuarenta y pocos - razonó, a sabiendas de que en el planeta de Digsia se estudiaba la relación espacio- tiempo entre los distintos planetas, y por más que un año no significase lo mismo para los hurnianos, sabría estimar la equivalencia.
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Nuevos comienzos- II Parte (Supercorp)
Fanfic"- Debes tener cuidado con lo que decides. Ser un héroe es un trabajo de por vida, y puedes perderlo todo en el transcurso (...). - No tengo miedo. La sonrisa de su madre flaqueó. - No todo es sobre miedo y valentía. El peor de...