Lyla, más que volar, se tele- transportó a través de los árboles, apareciendo en un claro en el cual una luz amarilla y estridente cubría todo rastro de oscuridad.
Apenas fue consciente de la posición del foco de Estela, se colocó delante de ella para protegerla de lo que fuera que desplegaba aquella clase de energía fulgurante. No podía percibir el fuego de ninguna otra criatura o ente, pero oía el pequeño maquinar del metal y las tuercas, y percibía el vibrante funcionamiento de un circuito.
Achicó los ojos hasta que pudo ver a través de la luz. Era una figura irregular de grandes proporciones que avanzaba hacia ellas con un par de luces azules que constituían, aparentemente, sus ojos. Sin dudarlo, se lanzó hacia adelante y dio un puñetazo a la amenaza. De inmediato notó cómo su piel se hundía en el metal y cómo el atacante retrocedía sin ofrecer resistencia en lo absoluto; algo que le extrañó. En algún rincón de su mente, resonó la enseñanza de Bruce de la última vez que visitó la torre en San Francisco. "Antes de atacar, asegúrense de que el enemigo sea real y de que realmente haya puesto en peligro a otros".
Pero ya era tarde. La luz amarilla, de repente, abandonó el claro, y un ruido de motor descompuesto retumbó en los oídos de Lyla, que aterrizó y bajó los brazos, contemplando con los ojos bien abiertos aquello que se dejaba ver a través del humo.
Un tractor. Acababa de descomponer un maldito tractor.
- ¿Qué diablos...?- oyó a su espalda una voz enérgica-. ¿Quién eres tú?
Lyla se quedó petrificada. Había olvidado a Estela, otra cosa en la cual, si se tratase de un ejercicio de entrenamiento, habría fracasado.
Sin darse la vuelta, saltó hacia el tractor y descubrió a su conductor reclinado hacia adelante, con los ojos abiertos y vidriosos. Estaba muerto; seguramente por eso el vehículo había llegado hasta allí sin control aparente. Un paro cardíaco, según podía especular debido a la ausencia de heridas internas o externas.
Estela se acercaba, así que Lyla se llevó ambas manos a la parte posterior del cuello y se quitó el collar que bloqueaba su apariencia original. Su piel de inmediato comenzó a brillar junto con sus irises.
Levitó por encima del tractor y se posó en el techo, mirando a Estela hacia abajo.
Ya no corres peligro- le dijo con la mente, con la voz impersonal que había heredado del Númex-. Vuelve a tu cabaña y avisa a tus maestros. Ya no se puede hacer nada por el conductor, pero de todas formas hay que conseguir ayuda.
Estela soltó un respingo al sentir aquella presencia tan poderosa adueñándose de sus pensamientos, y trastabilló casi hasta caer hacia atrás.
- Eres esa nueva heroína... La que salvó a Supergirl y a Númex. ¡Firefly! ¡Así te llamaron en CatCo magazine! Pero... ¿Qué haces aquí?- Lyla comenzaba a tenerle miedo a la rapidez de su razonamiento, y a lo aún más rápidamente que parecía estarse recuperando de la estupefacción-. ¡No lo creo! ¡Eres de mi clase! ¡Firefly está en mi clase!
¿Qué? Yo no, no, yo...- Lyla volvió a quedarse helada.
Estela dio unos pasos hacia el tractor, y la otra joven retrocedió, volviendo a levitar cuando casi cayó del techo del vehículo.
- Pero no te reconozco... Esa ropa... Sé que alguien la usaba en la cena de hoy...
- ¡Te estás confundiendo!- Soltó Lyla, desesperada-. Solo estaba de paso por esta localidad y oí tus gritos... Yo no soy ninguna...
- ¡Ajá!
El estómago de Lyla cayó al suelo al percibir cierto grado de convencimiento en el foco y la expresión de Estela.
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Nuevos comienzos- II Parte (Supercorp)
Fanfiction"- Debes tener cuidado con lo que decides. Ser un héroe es un trabajo de por vida, y puedes perderlo todo en el transcurso (...). - No tengo miedo. La sonrisa de su madre flaqueó. - No todo es sobre miedo y valentía. El peor de...