LXXIV

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El aviso llegó en la madrugada, cuando todos dormían. Fue Alex quien penetró en el cuarto donde Estela y Kara se habían quedado dormidas junto a los cuerpos de Lena y Lyla, y apenas vieron su expresión, supieron que lo peor estaba por suceder. 

- Las tropas de Neriza están orbitando Waven'Hurn. Saben que estamos aquí. 

Kara sintió que un gélido escalofrío la recorría de pies a cabeza para dejar atrás la pesadez de lo ya previsto y catastrófico. Se puso de pie lentamente, mareada y temblorosa. Observó los rostros pacíficos de Lena y de Lyla y luego intercambió una mirada con Estela. 

- ¿Están nuestras tropas preparándose para el ataque? - preguntó, dirigiéndose a Alex. 

- Enviamos a que lo hicieran - suspiró Alex, acercándose a su sobrina y a su cuñada -. Esperemos que despierten antes de que sea tarde. 

Ojalá lo hicieran. Kara se pasó ambas manos por el rostro y exhaló pesadamente, poniendo los brazos en jarras y clavando la vista en el suelo. Estaba agotada, pero ahora tenía que prepararse para luchar. 

Era demasiado pronto, nadie lo habría imaginado. Si no se asustaba o sorprendía, se debía a que en el fondo sabía que era cuestión de tiempo para que Neriza supiese de su escondite, como una sentencia de muerte cuya fecha no ha sido fijada. 

- Tú quédate aquí por si despiertan - le dijo a Estela-. Iré a ver qué puedo hacer.

Estela asintió con pesadumbre, apretando la mano inerte y fría de Lyla. Kara se acercó a ellas antes de marcharse con Alex, dio un beso a Lena en los labios y otro a Lyla en la frente, acosada por el pesar de una probable despedida en aquellos términos. Quizás fuese su última noche. 

Atravesaron el pasillo, las dos hermanas hombro a hombro, en silencio. No necesitaban decir nada, el aire parecía estar cargado de una corriente implícita de pensamientos.  

Llegaron a la sala de mando. El consejo estaba reunido discutiendo un posible plan de ataque. Los comandantes hurnianos debatían la mejor estrategia, y Amelia, Diana, Cat y Dhé intervenían para colaborar en la estructuración de la inminente masacre que a todos tenía con el corazón en la boca. Se alegraron por la llegada de las Danvers, aunque sus nervios regresaron al confirmar que sus dos armas más mortíferas continuaban ausentes. 

- Alguien les sopló nuestra ubicación - dijo Febn'hurn refiriéndose a sus enemigos-. Ahora mismo no tengo tiempo para hacer los interrogatorios convenientes, en momentos como este los culpables no tienen importancia. Lo que debe interesarnos es saber cómo le haremos para ganar tiempo y evitar destrozos innecesarios. 

- ¿Enviaron un delegado para efectuar un primer intercambio? - preguntó Alex. 

Febn 'Hurn hizo un gesto de asentimiento y un ademán a uno de sus oficiales. 

- Esto es lo que regresó de él - les enseñó un casco chamuscado -. Neriza no siente demasiadas ansias de negociación. 

- Su lenguaje es la violencia - gruñó Kara -. No podemos esperar otra cosa de una psicópata malparida como ella. Lo último que nos conviene es darle el beneficio de la duda. Febn'hurn, ¿las defensas ya están en posición?

- Así es - asintió el mandatario -. ¿Tomarás un puesto al frente a mi lado?

- Por supuesto - confirmó Kara, sombría -. Cuando esté listo... 

- Kara - Alex la tomó por el brazo -. ¿Qué estás pensando?

Su hermana la miró con tristeza. 

- Prefiero no pensar - dijo sencillamente. 

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora