III

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Lyla se limpió la sangre del rostro con la camisa del hombre al que acababa de liquidar. Estaba de pie ante un edificio muy alto y gris donde Fu Geru, su objetivo, solía dar clases cargadas de ideologías fascistas pro- fuerza superior. La mano que puso la carta en el sobre dirigido a Decantleth sabía bien cómo terminarían las cosas, y solicitó que el desastre fuera evidente, que el cuerpo resultase visible y, de ser posible, que su muerte pareciese más "dolorosa y terrible" de lo que había sido originalmente. Sí que estaban locos los habitantes del planeta Cortein. Desde su llegada, había presenciado varias escenas extrañas: gente caminando hacia atrás, atuendos estrafalarios, alienígenas mitad animales, mitad antropomorfos...

Se apoyó contra la pared de la institución, algo mareada por el olor de la orina y la sangre. Desde su huida de Eratris, se había sentido enferma. Perdió un porcentaje significativo de peso corporal y ganó otro tanto de peso en el alma. Los rostros de sus madres se le aparecían en sueños como demonios encarnados, haciendo que la mayor parte de las noches debiese noquearse a base de licor para poder tener algo de descanso. 

Nada habría sucedido si la hubiesen dejado marchar tranquilamente, pero no pudieron. Tenían que seguirla; enfrentarla, impedirle su objetivo. 

Cuando aterrizó ante el palacio de las gemas, aquel que Neriza había destruido y posteriormente los custodios habían restaurado, fue muy bien recibida. Los guardianes parecían contentos por su regreso, y creyeron sin dudas que realmente se había arrepentido y deseaba ocupar su lugar como nueva gema. Tenían a Anilah y a Inaldor esperándola en sendos almohadones instalados en luminosas vitrinas. Al tener tan cerca a sus almas y sentir sus presencias, Lyla quiso terminar con todo e irse lo más rápido que pudiese. 

- He venido por respuestas - dijo a los habitantes de Ganga -. Creo que Notela tiene que ver con la enfermedad que padezco. 

Los ancianos intercambiaron miradas entre sí. Parecían percibir a qué se refería, pero no con certeza. 

- ¿Habla de la aflicción, gran Gema? - planteó uno de ellos. 

Lyla frunció las cejas y negó con la cabeza. 

- La aflicción la padecemos todos, custodio- dijo, evadiendo el tema-. Lo que yo tengo es un mal específico. Desde que Notela murió y desde que acabé con Neriza, no he podido formar portales, ni desmaterializarme de la forma que solía hacerlo. Es como si esa parte del poder del Númex se hubiese apagado, y creo poder presentir que proviene del chacra que pertenecía a Notela. ¿Puede ser eso cierto?

- En efecto, los portales y la desmaterialización están conectados con el plano de lo físico, con aquellos lugares que ya conoces y guardas en tu conciencia - dijo una anciana -. Notela ocupó el lugar de la gema de la conciencia, así que su pérdida pudo haber afectado tus poderes. 

- ¿Y cómo puedo solucionarlo? - preguntó ella. 

- Debes viajar al limbo, donde ya fuiste una vez, para verla y que te ayude a desbloquearlo. 

Lyla se mordió el interior del labio. ¿Tendría que morir una vez más? Ya no tenía un equipo de respaldo, ni un plan de escape. ¿Podrían ellos ayudarla?

Estaba a punto de sugerirlo cuando percibió dos focos que se acercaban muy rápidamente. Sus madres aterrizaron a pocos metros.

- Si querías visitar a los guardianes, podríamos haberte acompañado - dijo Lena. 

- Tenían otras cosas en mente, y lo cierto es que estoy apurada - dijo Lyla, desechando su actuación de "intento de niña buena" por completo-. ¿Están aquí para escoltarme de regreso?

- Preferimos que nos acompañes voluntariamente - dijo Kara-. Deja a un lado esa actitud, Lyla, por favor. Necesitamos que vuelvas. Que te abras con nosotras. 

Nuevos comienzos-  II Parte (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora