ARBOL DE CEREZO.

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Los tres días se habían cumplido, y como lo prometió el Rey Hada fue a visitar aquella aldea.

Los clanes casi no se relacionaban entre ellos, era extraño ver a otra especie junto a otra, así que cuando llego aquella Hada, mucho de los aldeanos lo veían con asombro, otro con temor, y si no es que otros con desconfianza, el hada noto eso, y no pudo disimular una expresión de desagrado en su rostros, preparándose para cualquier cosa.

Gloxinia: Soy el Rey Hada Gloxinia - Hablo fuerte y firme - Estoy aquí por un favor hacia el Rey Setos - Informo en un tono a la defensiva.

Xxx: Abran paso, abran paso, aquí no pasa nada, el Rey Hada es nuestro invitado especial, ya les habíamos comunicado el otro día, así que vuelvan a sus labores por favor.

Hablaba una peculiar voz abriéndose paso entre los humanos hacia el Rey Hada.

Will: Su majestad - Reverenciándolo - El Rey Setos no se encuentra, está por llegar, soy el regento de este lugar, mi nombre es Will, estuve junto a mi Rey, en la audiencia que tuvimos con usted hace unos días.

Gloxinia: Si, te recuerdo.

Will: Si usted lo desea, puedo mostrarle la problemática por la que atravesamos, o si gusta podemos esperar a que mi señor llegue.

Gloxinia: Quisiera comenzar lo más pronto posible, si es que no hay ningún problema.

Will: En lo absoluto su alteza, por favor sígame.

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El escuadrón de la escolta imperial se iba aproximando a la aldea de las tierras del oeste, esta es una unidad especial de caballería de la Guardia Imperial, cuya misión era resguardar a sus señores cuando estos llegaban salir del palacio, para el Rey Setos esta escolta no la aplicaban para su protección, pero como traían a alguien de suma importancia, fue que se tuvo que movilizar este escuadrón para su cuidado y custodia.

Setos: Me disculpo por llegar tarde, pero como veras traigo a la pequeña Lunala conmigo - mostrándola en la montura delante de ella.

Will: No te preocupes viejo amigo, con razón vienes con tanta escolta, pero es bueno que la pequeña princesa salga de vez en cuando del palacio.

Setos: Si, por eso es tardamos en llegar, me costó un poco de trabajo convencer al concejal y a la matriarca para que la dejaran salir - bajándola de su regazo.

Will: Me lo imagino... Además, el Rey Hada ya tiene rato que llego y empezó a ver lugar, me dio buenas noticias sobre nuestras tierras, tenemos esperanzas.

Y así, continuando con la plática de los adultos y todos atento a la conversación que era sumamente importante, que nadie, nisiquiera la guardia especial, se percató que cierta personita se separó de los adultos para recorrer el lugar sin supervisión.

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El Rey Hada se encontraba usando su poder, realizando algunos conjuros para limpiar aquellas tierra del mal demoniaco que había caído sobre ellos; Cuando ya estaba a punto de terminar pudo observar unos arbustos que parecían muertos en los límites de la aldea, y sin demora se dirigió volando hacia a aquel lugar.

Cuando llego no pudo disimular la tristeza que lo embargaba al ver a aquellos arbustos así, con su mano derecha toco el tronco cerrando sus ojos por un momentos - No te preocupes - Dijo al árbol abriendo los ojos de nuevo - Volverás a florecer, y su mano empezó a brillar en un aura dorada haciendo que aquel árbol muerto volviera a revivir.

De sus ramas secas se empezaban abrir paso unas pequeñas flores de cerezo muy hermosas y llamativas - Listo, has vuelto a tu gloria y belleza - Sonrió al ahora hermoso árbol que daba una agradable sombra.

Cuando se dio la vuelta para disponerse a irse, frente a él, se encontraba una pequeña observándolo con detenimiento, como si estuvuera leyendolo, por unos instantes el hada se alarmo, pero al ver qué tipo de criatura era, pudo relajarse un poco.

La pequeña niña lo veía sin pestañear, estudiando su fisionomia, cuando lo vio a lo lejos le llamo la atención unas grandes y hermosas coloridas alas, pensando que era una mariposa, pero al ir acercándose cada vez mas hacia ese ser, se asombró demasiado al ver que era un humano y que ese humano tenía alas.

Bueno, eso penso ella, ya que todavía tenía desconocimiento que en este mundo existían distintos tipos de razas.

A Gloxinia le llamo la atención ver a ese ser tan pequeño, no pasa de su cintura y su aspecto era muy peculiar, tenía que admitir que era una ser sumamente hermoso, no recordaba haber visto semejante criatura, pero pudo deducir que esa criatura no era normal - Ho... hola - Saludo no muy convencido - ¿Estas perdida pequeña? - Pregunto amablemente.

Xxx: Levántame - Ordeno la chiquilla con toda autoridad y tranquilidad con un semblante demasiado serio y pasivo, señalándolo hacia el árbol con su pequeña y regordeta manita.

El Hada levanto ambas cejas viéndola unos instantes al escuchar aquella orden, pensando que como se atrevia hablarle asi un simple humano, pero por alguna razón lo hizo, no supo porque, pero la obedeció, la alzo a modo de que pudiera alcanzar una flor de aquel arbol.

El pelirrojo la veia tomar aquella flor con pasividad... Al tomarla la flor, la pequeña recargo sus pequeñas manitas una a cada lado de los hombro delgados y desnudos del hada, bajo su mirada seria e inexpresiva para poder observar aquel rostro.

Xxx: Hueles a madera y té verde... Tus ojos son hermosos - Coloco su manita derecha en la mejilla del de hada acariciándolo, Gloxinia se sorprendio por aquella acción - Quiero que seas mío - Afirmo la pequeña seria con total seguridad y firmeza.

Gloxinia no sabía que decir ante aquella declaración por parte de la pequeña, solo se limitó a observarla, lo había dicho y afirmado con tanta seguridad que no supo ni que pensar.

Quedo hipnotizado y maravillado por aquellos ojos grises, nunca habia visto un color de ojos asi, eran tan hermosos que parecía que estaba viendo la luna misma en un día tan radiante, hasta que un agradable aroma a rosas frescas invadió sus fosas nasales, un aroma que se desprendía de la pequeña.



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TU FRIO CORAZON (TOMO UNO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora