TU FRIO CORAZON (TOMO UNO)

SELECCION.

SALTO DE TIEMPO, HAN PASADO 8 AÑOS

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Se encontraba caminando por un verde y pastoso prado, buscando algo en específico, pero no lograba encontrarlo.

Xxx: ¿Estas perdida pequeña?

Empezó a buscar al dueño de aquella voz que recordaba claramente, hasta que pudo verlo, era aquel individuo que recordaba bajo el árbol de cerezo, ahora sabía que era de la raza de las Hadas.

estaba flotando con sus hermosas e imponentes alas destendidas, el viento ondeaba un poco ese cabello largo y rojizo dándole un aire encantador, observándola con una hermosa y radiante sonrisa.

(Fin del sueño)

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Despertó de repente al sentir los rayos del sol en su cara, alguien había recorrido las cortinas del gran ventanal de su habitación - Otra vez ese sueño - Pensó.

Xxx: Pequeña vamos, es hora de levantarse.

Lunala: Buenos días nana - Saludo sentándose en su cama tallándose el ojo izquierdo.

Emylce: Buenos días querida, levántate rápido que tienes que estar a tiempo en el Patio de Armas, recuerda que hoy es la selección de tu primer escuadrón.

Lunala: Cierto - levantándose rápido de su cómoda cama - Hoy veremos a los nuevos aspirantes.

Emylce: Si, y tú harás las pruebas ¿No es así?

Lunala: Si, el General me dio la orden de escoger a los nuevos reclutas, espero hacer una buena selección.

Emylce: Tu tío confía en tu criterio por eso te dio tal responsabilidad, por que tú los dirigirás.

Lunala: Se que no debo pensar en esto, pero siento algo extraño en la boca del estonago.

Emylce: Eso se llama nervios.

Lunala: Nana ¿Qué tal si no hago bien?

Emylce: Lo harás bien pequeña, confía en ti, yo confío en ti, sabes cómo hacerlo, recuerda que no debes mostrar debilidad antes tus hombres ni ante nadie - Reconfortaba su nana tallando la cabeza de la peliblanca dentro de la bañera.

Emylce era la nana de los príncipes, ella es la que prácticamente los había criado desde su nacimiento, y obviamente ellos la quieren como tal, pero como los dos primeros ya eran bastante mayores, prácticamente no la necesitaban, así que toda su atención y su dedicación se la ha dado a la más pequeña, que, aunque para su edad ya ha dirigido compañías militares de hasta mil hombres, y crear estrategias de ataque y defensa, no dejaba de ser una niñita.

Emylce: ¿No te pondrás tu armadura mi niña? - Pregunto ayudándola a vestirse con un lindo kimono.

Lunala: El general dijo que solo es observación para la selección, en caso de necesitarlo, me lo pondré - Dejandose vestir con un hermoso traje tradicional.

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Eran en punto las siete de la mañana, ya estaba claro, y en el patio de entrenamiento un grupo de al menos cien aspirantes se encontraban esperando para la selección del reclutamiento, Lunala se encontraba atravesando uno de los pasillo que la conduciría hacia su destino, en el trayecto se encontró con su padre.

Lunala: Buenos días, padre - Dio una elegante reverencia, con su típico rostro pasible.

Setos: Pequeña, buenos días ¿Vas a ver a los nuevos aspirantes?