TU FRIO CORAZON (TOMO UNO)

LA MEJOR DE LAS DOS

Escalaba con determinación el Gran Arbol, aprovechandose de que la mayoría de la población del bosque se encontraba con la misión de defender las fronteras de los parasitos, no quería ser vista y ni mucho menos cuestionada, entrar por enfrente, ni pensarlo, por eso se encontraba del lado trasero del gran tronco.

Era muy alto, demasiado, tardaría algo llegar a su objetivo, pero eso no era nada para ella, era una experta escalando cualquier lugar si ningun problema, tuvo el mejor entrenamiento en su antigua comunidad y sus mejores maestros fueron ni mas ni menos que sus padres.

Minutos despues al llegar a su destino, lo primero que hizo fue inspeccionar el lugar, viendo que no se encontrara nadie que pudiera incomodar; Se dispuso a entrar, era muy fácil llegar a esa área del enorme árbol, se lo sabia de memoria aunque fueran muy pocas las veces en las que ella estuvo ahí.

Paso por donde se encontraba la lagunilla, ese fanastisco y hermoso lugar con el agua mas clara y cristalina que haya visto jamas, donde su amado podía darse el lujo de darse un agradable y relajante baño, no tenia la dicha de sumergirse en sus aguas, aún, pero pronto tendría la fortuna, pensó, solo tenia que deshacerse de un pequeño y molesto inconveniente y todo seria como antes de que esa intrusa hiciera acto presencia de nuevo a importunar a todos en el bosque.

Siguió avanzando hacia el lugar donde se suponía que se encontraba resguardada la humana, le molestaba que la tuviera resguardada en la habitación de Gloxinia ¿Con que derecho? ¿Con que intenciones? ella lo sabia bien, querian que su prometido cayera nuevamente en los brazados de esa arpia, pero ella no lo permitiria, primero terminaria lo que no le permitieron a Gloxinia hacer.

Se acerco con sigilo para asomarse a ver el interior de la habitación y fijarse si se encontraba su objetivo, no sabia como la encontraría, si estaría despierta o dormida, pero si se encontraba dormida, sera mucho mejor, asi seria mas rápido el trabajo.

Al estar a unos pasos del umbral de la habitación de su prometido, la alertaron unos quejidos, o mas bien unos gemidos que la paralizaron en su lugar, lo escucho con claridad, eran de voz femenina haciendo que se sacara de onda preguntándose que era lo que estaba sucediendo ahi dentro, a lo mejor la traidora se encontraba enferma y estaba agonizando.

Pero al dar otro paso casi se desmaya de la impresión al escuchar otro tipo de gemido pero mas ronco y profundo y eso la alerto aun más, se quedo quieta en su lugar agudizando mas su oído, pensando que lo mejor estaba escuchando mal, pero despues de unos segundos mas, ahí estaba su respuesta.

Nuevamente se volvienron a escuchar aquellos gemidos que no eran precisamente de dolor, la elfa reconocio de que se trataba, su corazón empezó a latir rápidamente haciéndola sudar frio, se pego a una de las paredes para asomarse con mucho cuidado hacia el interio de la habitación para ver que era lo que estaba pasando, pero al hacerlo, no podía ver lo que sus ojos estaban mirando abriéndolos a mas no poder y su quijada casi se caia al suelo.

Su pecho empezó a subir y bajar frenéticamente al ritmo de su respiración, al punto de sentir que no podía llenar de aire sus pulmones, con cada bocanada de aire que intentaba atrapar sentía que le ardia la garganta, su pulso estaba demasiado acelerado, sentía su sangre hirviendo sintiéndolo mucho mas en su rostro, era un dolor que no sabia como describirlo, su mente estaba hecho un caos.

Lo que estaba viendo era mas que claro, pero a pesar de lo claro y reveladora que era la escena, no la comprendia, no quería hacerlo, se repetia una y otra vez en su cabeza que aquello era producto de su imaginación haciéndola pasar una mala jugada al punto de hacerle dolerle la cabeza.

Le faltaba el aire, su pecho oprimirse, le era difícil respirar y calmar sus templores, quería cerrar sus ojos y que al abrirlos, que todo aque fuera una vil mentira, un producto de su imaginación, pero al seguir viendo aquella escena sus ojos se escocieron, pero intento contener las lagrimas, pero fallo, y lo que escucho termino por desmoranarla.