TU FRIO CORAZON (TOMO UNO)

ACEPTANDO MIS SENTIMIENTOS

Dicen que las cosas siempre pasan por algo, lo del príncipe con Héctor era un amor de más prohibido y mal visto por su clan, pero nadie elige que quien enamorarse ¿Verdad?, simplemente así sucede, Eskol siempre supo que era diferente, y cuando conoció a aquel que le robo el corazón tuvo miedo, si, miedo al qué dirán, miedo al que pensarían de el, al cómo lo mirarían si se enteraran, tenia que guardar las apariencias por su posición.

El sentimiento que había empezaba a surgir por su caballero, cada vez se hacía más grande, tanto que hasta lo ahogaba, cada vez que lo tenía cerca pero lejos a la vez, nunca pensó que sería correspondido, hasta que, por circunstancias del destino, Héctor fue el que rompió esa línea delgada entre ellos, ya que de no haber sido así, jamás hubieran estado juntos.

El peliblanco era demasiado tímido, serio y hermético, pero poco a poco con él, y solo con él, fue despertando su amor y deseo por alguien más, a expresarse más, a tener mas confianza.

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Esperaba bajo el mismo árbol donde habían cruzado sus últimas palabras, aquel árbol que fue testigo del amor que se profesaban, miraba hacia el horizonte, lugar donde aparecería el vencedor en cualquier momento, una mezcla de sensaciones tenía dentro de su ser, aunque ya sabía cuál iba a ser el resultado, egoístamente dentro de su corazón esperaba ver a aquel cual amaba, aunque conscientemente sabía que no sería así.

FLASH BACK

Héctor: si lo logro, si llego a vencerla – Volteando a verlo – Te llevare lejos de aquí.

FIN DE FLASH BACK

Esas palabras resonaban en su mente una y otra vez, preguntándose qué hubiera pasado si hubiera aceptado irse con él, de seguro en estos momentos se encontrarían muy lejos, pero, cuáles serían las repercusiones de tal osadía, una parte de el hubiera querido aceptar, pero su otra parte, la que era más consciente, la obediente y la temerosa, le dijo que no aceptara, porque sabía perfectamente que Lunala les daría caza, y no descansaría, hasta haberlo matado, ahora sumándolo a él por la misma razón, traición.

Y no es porque no pudiera defenderse de su hermana menor, pero sabía que no tendría oportunidad contra ella, el sabia el poder que tenía, no por nada eran los más fuertes de su clan, pero también sabia en qué nivel estaba su hermanita, por eso estaba consciente que ni siquiera con Levana junto a él podrían vencerla; Al pensar en aquella posibilidad, un escalofrió recorría por todo su cuerpo, pero ya eran cosas que no valían la pena analizarlas.

Desde lejos empezó a ver una silueta, por la distancia aún no se podía distinguir, pero su pulso empezó a acelerarse, la adrenalina empezó a fluir por todo su cuerpo por la ansiedad, y los temblores en su cuerpo se hicieron notar, poco a poco aquella silueta pudo a distinguirse cada vez más y más cerca, y las lágrimas de perdida y desesperanza empezaron a fluir más fuerte a cada zancada que Tzar iba dando.

A una distancia considerable, el animal se detuvo para que el peliblanco pudiera dirigir la vista hacia la verdugo que le había dado fin a su amado, de aquel que se había atrevido a quitarle la vida a un ser inocente como lo era su hermana mayor.

Su rostro no expresaba nada y expresaba todo a la vez, se bajó de Tzar para estar a su lado, ella quiso, deseo poder decirle algo, dirigirle alguna palabra de aliento, una abrazo para reconfortarlo, pero no pudo, no supo cómo, además de que hubiera sido muy hipócrita de parte ella, lo sabía.

Poco a poco Eskol se fue acercando hacia el cuerpo inerte de Héctor, al verlo sucio y desalineado, no pudo evitar soltar un hipeo de dolor, tapando sus labios con sus manos, sus lágrimas empezaron a fluir aun más sin filtro, acercándose poco a poco a su amado para quedar a un lado de aquel cuerpo sin vida y poder tomarlo en su regazo, y así poder abrazarlo y llorarle por última vez – Mi amor porque, porque – Lloraba desconsoladamente – Shhh, ya todo está bien, todo está bien – Repetía desconsoladamente – Se preguntaba como era posible que apenas hace un par de horas lo había viso con vida y ahora su rostro ya no reflejaba absolutamente nada.