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Suspiros, gemidos, las pieles de ambos adolescentes chocando es todo lo que suena en la habitación del, ahora, mortífago.

Hannah mueve su cuerpo de arriba a abajo mientras Draco sujeta su cintura y aprieta sus dedos en ella. La chica está apoyada en el pecho de él, tapado con una camiseta de manga larga fina que no se ha querido quitar y gotas de sudor resbalan por su frente.

Todos los demás estaban en el Gran Comedor cenando, y los jóvenes no perdieron el tiempo y quisieron aprovechar que la casa de Slytherin estaba vacía.

Habían sido dos meses y medio largos sin verse, y ahora era el momento en el que estaban aprovechando para dejar salir todo aquello que reprimían.

Draco agarra fuerte la cintura de Hannah y gira en la cama, dejándola apoyada con la espalda en el colchón y el de rodillas frente a ella. Coge sus piernas y las coloca sobre sus hombros, mientras vuelve a posicionarse dentro de ella y sus estocadas son más fuertes y hondas.

Hannah pone sus ojos en blanco y agarra la sábana con fuerza entre sus puños dejándose ir una vez más alrededor del platinado. Mientras tanto Draco admira como su chica se va una y otra y otra vez y sonríe dejando salir todos sus fluidos dentro de ella.

Hannah y Draco se limpian y se tumban juntos en la cama de este, entonces Hannah se gira y mira a los ojos al amor de su vida.

-¿Por qué lo has hecho? -pregunta.

-¿Hacer qué? -le responde Draco mirándole de la misma manera.

-Pegarle a Harry, le has partido la nariz.

Draco se queda callado sin saber que decir, porque él es tan solo un mandado que tiene que acatar órdenes de todos los que se mueven por su mansión, por lo cual, se encoge de hombros restándole importancia, sabiendo que Hannah va a enfadarse.

-Pues no me hace gracia -le recrimina.- Nos casaremos y seguiréis con la tontería de llevaros mal.

"Casarnos" piensa Malfoy. Suena demasiado bien para ser verdad, y es que ni si quiera el chico sabe si van a llegar a hacer tal cosa, por todo lo que se avecina.

Hannah no sabe absolutamente nada, y él no piensa decírselo hasta que no sea el momento. Cuántas veces le ha prometido que no sería como su padre y ha terminado siendo exactamente igual. La va a decepcionar tanto que la chica lo va a odiar.

"Pero preferiría mil veces eso, antes de que le hagan daño."

-¿Me estás escuchando? -le pregunta Hannah incorporándose mientras se tapa el cuerpo con la sábana.

Draco vuelve en sí y frunce su ceño sin saber que le ha estado diciendo mientras él estaba sumido en sus pensamientos.

-Genial -se levanta de la cama y comienza a vestirse con el uniforme y la túnica.-No sé qué te pasa, así que cuando dejes de ignorarme, me lo cuentas.

-Nena... -dice Draco, pero la chica sale de la habitación y también de las mazmorras.-Joder -chasquea la lengua y se viste rápidamente para ir detrás de ella.

La chica suspira mientras camina mirando al suelo y se peina un poco el cabello. Se lo cortó en verano y Draco apenas se dio cuenta de eso. Hannah sabe que algo le pasa, ya que cuando lo vieron con sus padres y con aquel armario extraño, todo cambió en él y en la forma de escribirle las cartas a la chica.

Tiene una leve percepción de qué puede ser, pero por confianza en él saca esos pensamientos de su cabeza cada vez que le vienen.

-Hannah -le dice Draco y la chica se gira con el ceño fruncido y una mueca en la cara.-Perdón, ¿vale? Estoy un poco agobiado por este curso, es difícil y quiero que todo esté bien.

Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora