Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]

xxii

La pelinegra corre por el oscuro pasillo del castillo de Hogwarts en busca de su hermano mellizo.

Su túnica vuela detrás de ella a causa de la rapidez a la que corre, llegando a darle algún golpe que otro a algunos estudiantes. Su respiración es agitada y todo el aire que expulsa lo hace por su boca levemente abierta.

Durante toda la noche había estado con los ojos bien abiertos pensando en que al final de todo, ella se quedaría sola, porque Harry también moriría, al igual que sus padres.

Cuando llega a la biblioteca comienza a andar por los pasillos rápidamente mientras dirige su mirada por todos los rincones, hasta que por fin escucha la voz de dormido de Ron y se acerca a ellos.

Abraza a Harry y esconde su cara en su pecho, mientras este frunce el ceño sin esperarse ese acto de su hermana. Pasa un brazo por sus hombros y con el otro posa la mano en su mejilla separándola un poco de él.

—¿Qué te pasa? —pregunta el pelinegro.

—A ti, a ti. Te elijo a ti, no quiero separarme ni que nos peleemos —Hannah le mira con los ojos cristalizados.

—¿Qué? No, Hannah, eso lo dije porque estaba cabreado, no tienes que elegir entre ninguno de los dos, sé que te gusta Malfoy, y no soy nadie para decirte que hacer.

El corazón de Hannah va a mil por hora y y su pulso tiembla mientras Harry aprieta sus manos confundido. Lame sus labios repetidas veces pensando si decirle lo que Dumbledore le dijo anoche.

Ron y Hermione miran la escena sentados en la mesa con su ceño fruncido y desde el final del pasillo, el platinado apoyado en una estantería los observa también.

—Harry, tengo que contarte algo —dice murmurando la chica.

—Bien, dímelo.

—Yo no soy parte de la profecía, a ti es al único que tiene que matar Voldemort, la noche en que nuestros padres murieron Voldemort solo iba a por ti —le explica.

—Pero tu también tienes la cicatriz...

—Me rebotó al igual que le rebotó a Voldemort —aprieta sus labios.

Harry suelta las manos de Hannah totalmente angustiado y su cara se pone blanca como la pared.

—Entonces sin ti, ahora sí que estoy muerto —dice con un hilo de voz y un nudo en su garganta.

—No, lucharemos juntos, como siempre lo hemos hecho —habla Hannah, sabiendo que aún así morirán, tanto ella como él, porque luchar contra Voldemort no era un juego, y si lo era, ya estaba perdido.

El día siguió tranquilo, Hannah ignoraba a Draco cada vez que se veían y el chico se extrañaba por el comportamiento de la Potter.

Se preguntaba cada vez más si había hecho algo malo o si la última vez que se vieron había dicho algo que le sentara mal a Hannah. Incluso pensó en hablar con Dumbledore para preguntarle si él le había dicho algo de él, de ellos, porque la chica pasaba completamente de él desde que fue a hablar con el director.