Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]

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Sus pasos son rápidos, firmes y ágiles. La capa se mueve tras él mientras gira las esquinas de aquella gran mansión y con su cabeza bien levantada entra en la sala. Todos se callan en el mismo momento que el pone un pie en la puerta y giran sus cabezas para mirar al hombre que mató a Albus Dumbledore.

—Severus —le dice el Señor Tenebroso.—Me empezaba a preocupar, ya creía que te habías perdido. Ven, te hemos reservado un asiento.

Snape se sienta al lado de Lucius y mira a Voldemort con semblante serio, esperando que este le diga algo.

—Traerás noticias, confío —le dice.

Draco mira a Snape esperando escuchar algo de Hannah. Hacía ya tres meses que no sabía nada de la chica, todo había cambiado desde aquella noche. Antes, en los meses de vacaciones los chicos se enviaban cartas a todas horas contándose sus días, pero ahora lo único que él puede hacer es leer y releer las ya mandadas por Hannah de hace años atrás.

Todo esto le duele demasiado, justo en el momento donde mejor estaban, donde más confianza estaban cogiendo pasa todo esto. Sabe que la ha cagado hasta el fondo, pero confía en que después de que Hannah leyera aquella carta, lo haya entendido todo y que cuando se vuelvan a encontrar puedan empezar una vida juntos sin ningún tipo de temor a lo que puedan hacerle a ambos. Draco espera que la próxima vez que se vean, sea para que los mellizos maten finalmente a Voldemort.

—Tendrá lugar el próximo sábado al anochecer —le dice Snape haciendo una breve pausa.

—Yo he escuchado otra cosa, mi señor —habla Yaxley.—A Donnis el auror se le escapó decir que no serán trasladados hasta el día 30 de este mes, es decir, la noche antes de que cumplan 17.

Draco aprieta sus labios y juega con el anillo que la chica le regaló. Da vueltas en su dedo y lo mira queriendo regresar atrás en el tiempo. Ojalá haber podido nacer en otra familia. 

La mente del platinado vuela pensando si algún año podrán celebrar sus cumpleaños juntos. Sus pensamientos son contradictorios cada cierto tiempo, nunca sabe qué pensar con certeza, si Hannah muere o si Hannah vive, porque sabe de lo que es capaz ella y la fortaleza que tiene, pero también conoce al Señor Tenebroso y sabe que nadie puede pararlo.

—Eso no es nada más que una pista falsa —vuelve a decir Snape.—La oficina de aurores ya no juega ningún papel en la protección de los Potter, y sus más allegados creen que nos hemos infiltrado en el Ministerio.

—Y con razón lo creen —dice otro hombre riéndose haciendo que unos cuantos más de aquella mesa se rían.

—¿Qué dices tú, Pius? —pregunta Voldemort fijando la mirada en el hombre.

—Se oyen tantas cosas, mi señor —habla poniendo sus manos encima de la mesa.—Si la verdad está entre ellas, no se sabe —el hombre lanza una mirada rápida a Draco, ya que Thicknesse sostiene que quien puede saber algo de los mellizos es él, pero eso fue rápidamente negado por sus padres y Voldemort, dejando claro que el chico no tiene ninguna relación con ninguno de los Potter.

La charla sigue con los adultos hablando sobre como emboscarían a los hermanos para por fin matarlos, pero Draco se pierde cuando los oceánicos ojos de Hannah aparecen nuevamente en su cabeza y recuerda el sonido de su risa. La echaba tanto de menos, podía notar como desde que no está con ella, todas esas facultades que Hannah había conseguido sacar de él, estaban expirando. Que de nuevo ya no reía, ni siquiera sonreía. De nuevo toda la tristeza que sentía antes de estar con Hannah vuelve a él abrazándole y no hace más que llorar todas las noches solo en su habitación, pidiendo al viento que todo vuelva a ser como un año antes. Con ella todo era más feliz y no tan negro, con ella no tenía que preocuparse de nada, ni de como hiciera las cosas, pero aquí... Aquí cualquier cosa que Voldemort no viera bien sería una ejecución, daba igual quién fuera.