Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]

xlvii

Un pitido en sus oídos le hace ser incapaz de escuchar algo, solamente su propia respiración y su corazón bombear bajo su piel.

Hannah se arrastra por el suelo con un dolor terrible en su rodilla, no se atreve a mirarla. Cuando apoya su espalda en la pared deja un momento su cabeza en blanco, simplemente observa.

Observa como todos corren de un lado a otro, como las ráfagas de luces azules, rojas y verdes salen de todas partes,  las paredes llenas de sangre. A la vez, como gente se amontona en el suelo, muertos o inconscientes, imposible saberlo.

Todo pasa a cámara lenta frente a sus ojos, todos los gritos se escuchan lejos y entonces de nuevo, otro pinchazo en su rodilla. La mira y su estómago se revuelve en su interior. Tiene la rótula totalmente doblada hacia la izquierda, su rodilla se ha roto. Pone ambas manos en el hueso y mira hacia el techo del castillo, y tras un suspiro se la coloca rápidamente. Suelta un gran gruñido por su boca debido al dolor y alcanza el brazo de un mortífago del suelo. Lo acerca a ella y raja su capa negra, para hacer un nudo apretado en su rodilla. No tenía tiempo para curarlo.

Vuelve a agarrar la varita de Draco, y tras levantarse lentamente del suelo, mueve su rodilla un par de veces cerrando sus ojos.

Joder.

La chica iba tras Bellatrix, pero alguien le lanzó una maldición que le hizo caer al suelo rodando por las escaleras, haciendo que fuera la rodilla de ella quien saliera mal parada. Se pegó un par de golpes en la cabeza también, pero nada grave, tal vez alguna brecha, ya que algo de sangre caía de ella.

Está hecha un asco, su cara sucia y negra y ahora con sangre por el lateral izquierdo, su labio superior partido, su ropa algo rota por varios sitios y sucia y por último su rodilla.

Apoyándose en la pared, sube las escaleras de la entrada a Hogwarts atenta de que ningún mortífago se le acerque. Lo más rápido que puede corre hacia el Gran Comedor, donde está la mujer y en la puerta la busca con la mirada.

Observa como todos los fallecidos están tapados con sábanas en el suelo y como varios mortífagos rulan por ahí. No tienen corazón.

Hannah alcanza a ver su pelo rizado y seguido consigue ver que con quien lucha es Ginny. Se acerca rápidamente a ella, y tocándole dos veces el hombro, la mujer se gira hacia ella.

—Expelliarmus —dice Hannah haciendo que la varita de la mujer salte hacia las manos de Ginny.—¿Te has metido con mi cuñada, zorra?

Bellatrix lanza su puño hacia la cara de la chica, pero esta siendo rápida lo esquiva y en un movimiento ágil clava la daga de Lestrange justo en el mismo sitio donde ella se lo clavo a Hannah. Sin ser suficiente, la pelinegra gira el objeto afilado una vez clavado en el abdomen y Bellatrix chilla encogiéndose y cayendo al suelo.

Ginny abre sus ojos al ver a Hannah hacer aquello y da dos pasos atrás.

La mujer busca con su mano su varita mientras mira sonriendo cínicamente a la chica mientras la sangre mancha su vestido, pero cuando no la toca su sonrisa se borra y mira dónde está.

Ginny sonríe mirándola y entonces parte la varita.

—¿¡Qué haces, niñata!? —chilla.

Hannah le lanza la maldición Cruccio y se agacha a su altura, sonríe acariciándole la cara y lame sus labios. Toca la daga y la mujer vuelve a encogerse.

—Ya no eres tan valiente, ¿eh? —mira directamente sus ojos.—Podría hacer esto todo el día, Bellatrix. ¡Cruccio! —la mujer tiembla y grita bajo la maldición y la sonrisa de Hannah se ensancha.—Te avisé que sería yo quien acabaría con tu vida, y lo que digo lo cumplo —sonríe.