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Las horas pasan lentas en la noche y Hannah no puede pegar ojo. Llevaba un día entero sin ver a Draco porque no habían puesto intención ninguno de los dos.

Hannah no quería verlo y tener que preguntarle sobre el collar, porque sabía que su impulsividad iba a saltar en el primer segundo que le viera la cara. Y una parte de ella prefería seguir viviendo en la "ignorancia" sin saber a ciencia cierta si sus pensamientos son reales. Prefiere seguir así y que pase lo que tenga que pasar.

Draco simplemente tenía miedo de todo lo que pudiera pasar cuando se vieran. No quiere hacer frente a todo eso, al torbellino que es Hannah y más cuando cosas malas pasan por su culpa, o más bien, por la de su padre.

Ambos chicos están tumbados en su cama con sus ojos como platos mirando la oscuridad de la habitación, cada cual pensando en el otro, y puede que arrepintiéndose de haber empezado esta relación, porque no iba a acabar bien para ninguno de los dos.

El sol comienza a salir de entre las montañas, haciendo que a la chica se le ilumine la cara y arrastre su mirada hacia la ventana. Mira a Hermione, quien está plácidamente dormida y suspira levantándose de la cama.

Aún quedaba un par de horas para empezar las clases, pero la pelinegra no puede seguir tumbada en la cama sin hacer nada. Se viste con su uniforme y lava su cara y sus dientes para después salir de ahí.

Baja las escaleras de la torre en silencio, ya que no había nadie despierto aún, camina por los pasillos aceleradamente, yendo hacia su lugar.

Sube las escaleras de caracol y mira al horizonte mientras camina hacia la baranda para después apoyarse en ella y tapar su cara con sus manos.

—¿Hannah? —dice el platinado por detrás de ella, quien había hecho lo mismo que la chica.

Hannah suspira, y ni siquiera se gira para mirarlo cuando lo saluda. Draco se acerca a ella y se posiciona a su lado mirándole el perfil de su cara.

—¿Qué haces aquí? —pregunta ella aún sin mirarlo.

—No podía dormir así que he pensado en venir aquí un rato antes de que empiecen las clases. ¿Y tú?

—Lo mismo —susurra ella.

—¿Estás bien? —Draco chasquea la lengua.—Bueno... ¿estamos bien?

—No sé, dímelo tú —Hannah lo mira seria a los ojos y Draco por primera vez siente algo de pánico cuando sus ojos conectan.

Hannah tiene los ojos de un azul oscuro ahora mismo, tal vez por el cabreo o tal vez por la angustia que siente y Draco no se esperaba esa mirada de parte de ella, pensaba que iba a ser como siempre, una mirada relajada, fluida y donde el podría refugiarse. Pero se ve que no.

—Yo...

—¿Has escuchado alguna vez lo del efecto mariposa, Draco? —dice Hannah cortándole.

—No, ¿qué es eso?

—Se dice que el aleteo de una mariposa puede hacer un huracán a miles de millas de distancia de donde ella está —Draco la mira apretando su mandíbula.—Con esto me refiero a que todos tus actos traen consecuencias, y que con ellos, puedes hacer daño a ciertas personas.

—¿Cómo a quién?

—Como a mi.

—¿Por qué me dices esto? —pregunta el chico.

—Creo que ambos lo sabemos —le responde Hannah alejándose de la baranda y haciendo su camino a las escaleras.

Draco la mira sin saber qué decir ni qué hacer, pero lo que si quiere es que no se vaya.

Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora