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—Déjame, Harry —dice su hermana caminando por uno de los tantos pasillos de Hogwarts camino a la clase de Pociones.

El chico Potter llevaba toda la mañana tratando de hablar con su hermana para intentar que la chica pudiera entender el por qué pasó todo el día anterior con Draco, pero Hannah, terca de nacimiento, no dejaba que el chico hablara ya que no quería escuchar nada que viniera de él.

Harry sabe lo que siente por Draco, y aún así él hizo aquel hechizo que casi le quita la vida, y para Hannah es demasiado. No puede hablar ahora mismo con él porque sabe que a la más mínima saltará pegándole un bofetón, pero aún así, Harry no desiste de hablar con su hermana.

—Ni si quiera me has dejado que te explique como fue todo, yo no tengo toda la culpa —le dice él intentando alcanzarla.

—Escúchame, —Hannah se gira sin previo aviso haciendo que por poco Harry se estrelle contra ella.—En ningún momento él te lanzó un hechizo para hacerte pedazos, ni para matarte, ni para desangrarte, tú sí lo hiciste, y por eso mismo es por lo que no necesito ninguna explicación de tú parte. Y que sepas que Draco ni siquiera te ha echado la culpa de todo.

Harry frunce su ceño y dobla su cabeza sin esperarse aquello que le dice su hermana. ¿Que Draco no le había echado la culpa? Imposible. Pero sabe que su hermana no le va a mentir así que intenta quitarle importancia a lo anteriormente dicho.

—No sabía de qué iba ese hechizo, Hannah, lo ponía en el libro y quise saber de qué trataba —Harry se acerca a su hermana mirándola a los ojos.

—Hubieras preguntado antes de hacer nada, o mejor, hubieras dejado el libro como te dijimos mil veces Ron, Hermione y yo.

El chico se queda callado sin saber que decir pues su hermana tiene toda la razón del mundo en este momento.

—¿Podrás perdonarme? —suspira el chico.

—Sí, pero no ahora —la chica se gira y entra en la clase.

Hermione la mira y baja su mirada apretando sus labios. Con un nudo en el estómago aparta las cosas del sitio contiguo al de ella esperando que su mejor amiga se siente ahí.

Hannah mira a Ron, quien tiene los labios rojos, quemados y rotos debido a todo el tiempo que los utiliza con Lavender. La pelinegra hace una mueca de asco y sigue su camino hacia el asiento al lado de Hermione.

La castaña suspira cuando su amiga se sienta y se gira hacia ella, mirando como sus ojos inspeccionan toda la clase esperando a la llegada del profesor.

—Hannah...

—No pasa nada, ambas nos dijimos cosas que no sentíamos por el calentón del momento, no te preocupes —dice la chica cortando a su amiga.—Intentaré estar más pendiente de lo que me dices y apoyarte y ayudarte cuando lo necesites.

—No quiero que le quites importancia a lo que yo te dije, porque sé que te hizo mucho daño. Sé como te sientes por todo lo de él y aún así lo utilicé para hacerte sentir mal en vez de apoyarte como tú siempre has hecho con Ron —habla Herms susurrando el nombre del pelirrojo.

—De verdad que no te preocupes, Her, estamos bien y con él también está todo bien. Confío en él —dice la chica apartando la mirada sabiendo que es imposible poner la mano en el fuego ahora mismo por Draco.

Hannah intenta no pensar mucho en lo que realmente es el platinado únicamente para disfrutar el tiempo que les queda juntos. El curso terminaría dentro de poco y sabe que no se verán hasta dentro de dos meses y medio, y de qué manera se verían si Draco ya es un mortífago.

Hannah Potter | Draco Malfoy [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora