→ t h r e e

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→ Harry
Faith no apareció en la primera clase del día después de su cita. Y Bradley tampoco. Y sentía que podría matarlos a ambos. Pero matarlos con una muerte lenta, cruel y dolorosa. Y a segunda hora, llegaron por los pelos. Y para pelos los que llevaba Faith. Aunque se lo había recogido con una cola, podía notarse lo enredado que lo llevaba, y perfectamente sabía el por qué. Teoría confirmada al ver un enorme chupetón en el lado derecho de su cuello. Sentí como mi ceño se fruncía casi por voluntad propia, hasta volverse una única línea dura. Mi mandíbula se tensó y la vena de mi cuello debía estar por salirse.

— Creo que alguien ha pasado una buena noche – bromeó Sandy, haciendo que me enfadara todavía más. 
— Es una zorra. ¿Sexo en la primera cita? Solo las putas hacen eso.
— Ay por dios, Brad y ella se conocen de hace mucho. Ya llevaban mucho tiempo tonteando.
— Cualquier argumento es inválido – negué con la cabeza –. Odio cuando le sale la perra de dentro.
— Y yo odio cuando la insultas, en serio, para eso. Faith es nuestra amiga y tienes que apoyarla, déjala tranquila, ¿sí? Puede hacer lo que quiera, deja de criticarla por todo lo que hace, Harry – la defendió la pelirroja.
— Me da igual lo que digas, para mí, seguirá siendo una puta.

Nuestra conversación se vio interrumpida por un "Styles, Turner, silencio o se van de clase" que nos chilló el profesor, así que ambos asentimos levemente con la cabeza y mantuvimos nuestras bocas cerradas el resto de la interminable clase de historia. Cuando el timbre sonó, como el canto de unos ángeles celestiales, me levanté rápido, aunque ni siquiera tuviéramos que cambiar de clase, solo por el hecho de que necesitaba airearme.

— ¿A dónde vas, Harry? – me preguntó Sandy cuando me vio caminando.
— A mear... ¿tienes que acompañarme también a eso o puedo ir solo? – bufé, dejándola atrás.

Tal como le dije, fui al baño y, al salir, me encontré a todo el grupito de deportistas, llevando sus ridículas chaquetas todas iguales, con sus nombres escritos en la parte de atrás, por si se olvidaban de cómo se llamaban. En el centro de ellos, estaba Bradley, sonriendo como un capullo, y regocijándose. Tuve que pasar, por cojones, a su lado, haciendo que mi sangre hirviera al confirmar el tema de conversación.

— Entonces, ¿te tiraste a Faith?
— Pues claro... esa perra no se cansa – carcajeó el estúpido.
— ¡Tú respeta a Faith, imbécil! – chillé, empujando a los musculitos de dos metros que le rodeaban. Si alguien podía meterse con Faith, era yo. Nadie más que yo.
— ¿Celoso de que yo me haya llevado a la buena de las dos, Styles? – rió Brad.
— ¿Buena o perra? Decídete.
— Buena en la cama lo es... vamos si lo es – asintió, haciendo reír a sus amigos –. Qué pena que no puedas comprobarlo.
— Fóllatela todo lo que quieras, pero te lavas la boca antes de hablar mal de ella, ¿estamos? Porque sino te reventaré la boca.
— ¿Tú? ¿A mí? Siguiente chiste, por favor – rió con suficiencia.
— Me estás hartando, subnormal.

Sin poder evitarlo, salté sobre ese gilipollas, sacando todas mis fuerzas para darle un puñetazo en la mandíbula, pero él lo esquivó ágilmente, haciendo que mi mano se estampara contra el metal de las taquillas que habían detrás de él. Di un grito de dolor, haciendo que todos ellos rieran, y simplemente, alcé mi rodilla para darle en los huevos al subnormal, más fuerte de lo que podía siquiera imaginar darle. A ver si tenía ganas de volverse a follar a Faith después de eso.

— ¡Styles, Simpson, a mi despacho, ahora! – gritó la inconfundible voz de la directora.
— Mierda... – murmuré.
— ¡Y los demás, a clase ahora mismo si no quieren salir castigados también!

Empecé a caminar, frotando mis doloridos nudillos, detrás de la directora, seguido por Bradley, que seguía medio encogido por el fuerte rodillazo propinado en sus “partes nobles”. Mi mirada se cruzó con la de Faith, que estaba en la puerta de clase, y la vi negar con la cabeza, antes de agarrarse del brazo de Sandy y entrar en el aula. Yo gruñí, pensando en lo desagradecida que era. Una vez en la vida que la defendía, y me llevaba un castigo por ella, y simplemente me dedicaba una mirada de decepción, la muy idiota.

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora