→ f o u r t e e n

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→ Faith

Me dejé caer sobre mi cama, suspirando con alivio. Sandy se quedaba aquella noche a dormir en casa de Harry ya que en mi casa, mis madre tenía una cena de trabajo y no quería ser molestia. Así que tenía un par de horas para descansar y poder estar sola, al fin.

Después de haber estado estudiando para los exámenes, me merecía un descanso para no hacer absolutamente nada, por lo que acomodé mis almohadas y varios de mis cojines para estar lo más cómoda posible, y me quedé estirada boca arriba. Cerré los ojos y respiré lentamente.

Quizás podría pedirle a mi madre que me comprara a alguna mascota. Algún animal que me hiciera compañía. Aunque para animal ya tenía a Harry. Bueno, y Sandy. Quizás lo de la mascota no era tan buena idea, así que rechacé aquel pensamiento.

Entonces, empecé a pensar en aquello que siempre evitaba pensar: Sandy. Ella era mi mejor amiga. No había un solo momento de mi vida, en que mirara hacia atrás y no la viera a ella junto a mí. Llevábamos juntas toda la vida. Y por eso nuestra relación era tan complicada. Al principio, antes del instituto, teníamos una relación muy normal: éramos amigas, compartíamos vestidos y juguetes, y poco más. Pero al empezar el instituto, ella hizo un "click" y empezó a cambiar su manera de ser. Se empeñó en salir con Harry -culpa mía no haberle dicho que yo estaba enamorada de él-, y no descansó hasta que el ojiverde aceptó. Y entonces, un par de años más tarde, llegó aquel "nosotras".

- ¡Nuestra primera fiesta! - exclamó Sandy.

- Sí, que guay - murmuré con una sonrisa.

- Estaba claro que, en cuanto alguien hiciera una fiesta, nos iban a invitar. ¿Te das cuenta de cómo nos miran ya por los pasillos? ¡Somos populares! - sonrió, agarrando el vestido de un perchero, para probárselo más tarde.

- Eso parece. Tu plan, definitivamente, funciona.

- ¡Claro que funciona! ¿Te has visto? Estás tan bonita, Faith.

- Gracias.

- Pero ahora tienes que seguir con la dieta y haciendo ejercicio, sino recuperarás peso.

- Sí, lo sé, no te preocupes por ello. Seguiré haciéndolo.

- Bien - sonrió, agarrando una falda -. ¿Vamos a probarnos esto? - sugirió, señalando la ropa que habíamos escogido.

- Claro, vamos.

Sandy y yo fuimos hacia los probadores de la tienda en la que estábamos, y entramos en el de la esquina, que siempre era más grande que el resto. Cerramos la puerta que había y empezamos a quitarnos la ropa para probarnos la de la tienda. Cuando me puse el primer vestido, Sandy sonrió y se acercó a mí.

- Estás preciosa.

- Gracias, aunque no me termina de gustar el color - negué con la cabeza.

- No es por el vestido. Es por ti. Eres preciosa, Faith.

- Uhm... gracias - dije, algo confusa.

- ¿Sabes? - susurró, acercándose demasiado, por lo que yo me eché algo hacia atrás - Me he dado cuenta de algo.

- ¿De qué? - balbuceé torpemente.

- Me gustas.

- ¿Yo?

- Sí, me gustas.

- Pero... soy una chica, Sandy.

- ¿Y?

- Tú también eres una chica.

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora