Unholy Trinity

→ t w e n t y s e v e n

→ Faith
Durante la hora de comer, Brad no se despegó de mí ni un solo momento, no dejándome ni siquiera ir al baño; alegando que tenían que vernos juntos o no nos creerían. Pude ver como Michael no dejaba de mirarnos, con su ceño permanentemente fruncido, haciéndome sentir peor de lo que ya me sentía; mientras que Sandy intentaba separarme de Bradley, aunque éste nos amenazaba con contarlo todo si no hacía todo lo que él pedía.

Así que cuando sonó el timbre de final de clases, casi hice una fiesta. Nunca antes me había alegrado tanto de que acabara un día. Al menos había recibido una buena noticia, había aprobado todas las asignaturas. Excepto matemáticas, era imposible que yo aprobara matemáticas a la primera. Así que durante la semana de recuperaciones, antes del viaje de final de curso, me tocaría ir a "revisión de examen".

— ¡Venga, vamos a casa de Harry! – exclamó Sandy, tirando de mi muñeca.

— Ya voy... – murmuré algo incómoda. No me hacía mucha gracia ir a ver a Harry con Sandy después de lo que había pasado allí el día anterior.

— ¿Y si me pongo una mascarilla en la cara? Quizás así no me contagie.

— Sandy, yo ayer estuve todo el día con él, y estoy perfectamente.

— Bueno... pero si me pongo malita, te quedarás en casa a cuidarme, ¿eh? – sonrió, enganchándose de mi brazo.

— ¡Faith! – escuché que me llamaba Bradley, yo gruñí, nerviosa. Su voz cada vez me irritaba más.

— ¿¡Qué quieres!?

— Tengo entreno con el equipo.

— Ah... pues que te vaya muy bien, no te tuerzas un pie, o algo.

— Sí, lo intentaré – rió –, pero tú te quedas a ver la práctica.

— ¿Qué? Ni de broma.

— Claro que sí, mi amor... es lo que una buena novia haría.

— Tengo muchas cosas que hacer, Brad. Ya te veré entrenar en otra ocasión. Adiós, hasta mañana.

— Hasta mañana no, esta noche salimos a cenar.

— ¿En serio? – suspiré, viendo su mirada amenazadora – Está bien, ya me mandas un mensaje con la hora.

— Hasta luego, amor – sonrió, despidiéndose con la mano a la vez que se iba hacia la cancha de deportes.

Rodé los ojos y seguí el paso junto a Sandy, hacia casa de Harry. Por el camino ella no me prestó mucha atención, ya que iba escribiéndose con alguien, pero no le di más importancia. Al llegar a casa de Harry, cogí la llave de debajo del felpudo y abrí yo misma para que Harry no tuviera que levantarse de la cama. Fui hacia la habitación del chico, seguida por Sandy que seguía con el 100% de su atención en el móvil.

— Faith... – murmuró Harry, sonriendo levemente, al verme. Tenía realmente mala cara.

— Hola... ¿estás bien? – pregunté preocupada, sentándome a su lado.

— Ahora sí... – susurró, acercándose a besarme, ya que al parecer no se había dado cuenta de que Sandy estaba entrando por la puerta.

— Harry... – dije en un murmullo, echándome hacia atrás, agradeciendo al cielo por que Sandy estuviera mirando la pantalla de su teléfono.

— Oh... Sandy, ¿qué haces aquí?

— Venir a ver a mi pobre novio, ¿no puedo? – contestó la pelirroja, guardando el móvil – Wow, qué feo estás... ¿Te encuentras bien?