→ f o u r

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→ Faith
Miré a Sandy, odiándola interiormente porque el vestido que llevaba, que era mío, le quedaba mejor que a mí. Pero si eso pasaba era solo porque tenía menos tetas que yo. Así que era un sentimiento agridulce. Noté mi móvil vibrando en mi bolsillo, así que lo saqué, agradeciendo que alguien me hablara durante las aburridas horas de clase.

Harry: “Me acabo de despertar”
Faith: “¿Pretendes darme envidia?”
Harry: “Pretendo que vengas a bajarme el calentón”
Faith: “¿No están tus padres en casa?”
Harry: “Están trabajando”
Faith: “Estoy en clase, Harry...”
Harry: “Pues di que te encuentras mal, y vienes a mi casa.”
Harry: “No te espero más de diez minutos. Llamaré a Sandy si no vienes tú.”
Faith: “Vete a la mierda.”

Pero, como una estúpida, a los cinco minutos, cuando sonó el timbre de final de clase, me levanté y empecé a recoger mis cosas, para ir a casa de Harry. Sandy me miró, arqueando una ceja, sin entender por qué recogía ya si quedaban horas de clase.

— ¿Te vas?
— Me ha venido la regla y me encuentro fatal – mentí.
— ¿En serio vas a dejarme sola? – se quejó – Que no está Harry.
— Siento que voy a morirme, Sandy – murmuré, abrazando mi estómago –. En serio.
— Vale, vale... – susurró con un puchero – Mejórate.
— Gracias.

Le dediqué una amplia sonrisa a Sandy antes de colgar mi mochila sobre un hombro y salir de clase. Como sabía que no me dejarían salir del instituto sin la autorización de mis padres, y no quería que los llamaran, me fui a la parte trasera del edificio, tras el cual había una alta valla que separaba el instituto de la calle. Yo trepé por ella, con algo de dificultad por lo ajustados que eran mis tejanos, y conseguí pasar al otro lado.

No tardé demasiado en llegar a casa de Harry, ya que vivía cerca del instituto. Piqué al timbre repetidamente y un minuto más tarde, él me abrió, vestido úncamente con unos delatadores bóxers blancos, y su cabello despeinado. Sus labios se torcieron en una sonrisa y agarró mi cintura con fuerza.

— Ve para mi habitación – susurró con una voz profunda y ronca, lo que me indicó que aún estaba adormecido.

Como una idiota, asentí levemente con la cabeza y caminé hacia la habitación de Harry. Camino que ya me sabía más que de memoria. Cuando llegué, tiré la cartera al suelo y me senté sobre la cama, esperándole. Poco después, llegó él.

— ¿No decías que me fuera a la mierda? – dijo en tono burlesco mientras agarraba mi camiseta y tiraba de ella hacia arriba.
— Te odio, Harry... – murmuré, negando con la cabeza – te odio como no tienes ni idea.
— Sabía que ibas a venir... – carcajeó, obligándome a ponerme de pie.
— Que inteligente – dije con ironía.
— Qué tetas tienes... – susurró, mirándolas mientras se mordía el labio.
— Dame un beso... – pedí, casi en tono de súplica.
— Más te gustaría.

Odiaba como, por más que se lo pidiera, Harry nunca me daba un beso. Nunca lo hacía. Y empezaba a asumir que nunca lo haría. Aunque no por eso dejaría de pedírselo. Me dio un suave golpe en la barbilla, haciéndome inclinar la cabeza hacia atrás, dejando todo mi cuello completamente accesible a sus labios.

— ¿Sabes que asco me da ver esa marca en tu cuello?
— ¿Te da asco porque tú no puedes hacerlo? 
— Me da asco porque eres una zorra – gruñó, agarrando mi mano y metiéndola dentro de su bóxer.
— No... – gimoteé – Házmelo.
— ¿Follarte?
— Sí.
— No sé si me apetece follarte después de que él lo haya hecho.
— Harry... – me quejé, mientras él me empujaba a la cama, dejándome sentada de nuevo sobre el colchón.
— O a lo mejor puedo follarte. Puedo hacértelo tan fuerte que la próxima vez que te tires a otro, pensarás en mí, y en vez de gemir su nombre, gemirás el mío. Así verán lo perra que eres.
— Harry, para... – murmuré, con un nudo en la garganta. No podía tolerar que me dijera eso cuando estábamos en momentos así.
— ¿Por qué? ¿No te gusta oír la verdad?
— Harry para o me voy.
— Sí, claro – rió –. Tú no te irías. ¿Desaprovechar un polvo? Venga, otro chiste.
— Te juro que si no te callas, me levanto y me voy.
— Me gustaría ver eso – dijo, desafiante.

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora