→ s e v e n

15K 940 711
                                    

→ Harry
Sandy y Faith entraron a clase cogidas de la mano, como muchas veces iban. Faith llevaba ignorándome toda una semana, desde mi pequeña broma en el gimnasio. Y Sandy tampoco me hacía demasiado caso, aunque como siempre, delante de la gente había que disimular. Nunca supe el por qué, pero la sola idea de que alguien no nos viera como el grupo de amigos perfectos, nos horrizaba a los tres. Nos importaba demasiado lo que la gente pensaba de nosotros. Así que las dos chicas me saludaron desde lejos, Sandy me mandó un beso además, y se sentaron en segunda fila, dejándome a mí atrás de todo con mis colegas.

Cuando Bradley y su grupito de deportistas entraron a clase, él fue directo hacia Faith, dándole un beso y jugueteando con su cabello, haciéndole reír como a una niña tonta. Fruncí el ceño, tratando de aguantar mis celos. Echaba mucho de menos a Faith. Echaba de menos verla conmigo, ya no solo el sexo. Suspiré, despeinando mi cabello, pensando en que quería besarla. De verdad quería hacerlo. Maldita sea, ¡no quería querer besarla!

— Hey, tío – me llamó uno de mis amigos –. ¿Me estás oyendo?
— ¿Qué?
— ¿Que si irás esta noche a la fiesta de Bradley?
— ¿Estás de broma?
— Venga, será una buena fiesta.
— No tengo ganas de tener que seguir viéndole la cara fuera del instituto.
— ¿Verle la cara o verle comiéndole la boca a Bloomer?
— Faith es mi amiga y no me gusta que esté con alguien que no le conviene - me defendí.
— Nadie dice lo contrario – rió otro de los chicos.

Miré hacia delante otra vez, viendo como Brad saludaba a varias personas. La verdad es que la casa de Brad era enorme y, probablemente, la fiesta sería épica. Y yo sería tachado como un completo pringado si no iba. Así que, me gustara o no, tenía que ir. Además, hacer que Faith me perdonara, si estaba borracha, iba a ser mucho más fácil.

— Sí, está bien. Iremos. Pasad por mí a las diez.
— ¿Pasad por mí? – se burló uno de los chicos.
— Eres una diva, juntarte tanto con la novia y Bloomer te hace mal.
— Me da igual. Me venís a buscar. No voy a llevar mi coche, que luego vuelvo borracho y lo choco.
— Iremos con el mío – se ofreció uno.
— Vale, perfecto.

→ Faith
Movía mi cintura al ritmo de la fuerte música que sonaba de fondo. Me gustaban los viernes porque siempre había una fiesta. O incluso más de una. Pero la fiesta que de verdad triunfaba era en la que estuviéramos Sandy, Harry y yo. Así que la fiesta de Brad estaba en fuego, ya que, a parte de estar los tres, estaba en medio la pelea de Bradley y Harry.

— ¡Hey, buena fiesta! – exclamó un chico que no conocía de nada hacia Brad, que estaba a mi lado, agarrando mi cintura – Estás muy guapa, Faith.
— Gracias – sonreí levemente, algo distraída.
— Aunque te quedaba mejor la toalla.
— Cállate, imbécil – le gruñó Brad, haciendo que el chico riera antes de alejarse –. No le hagas caso, cariño.
— Ni siquiera es culpa suya, es culpa de Harry. No sé cómo ha tenido la poca vergüenza de presentarse en la fiesta, el muy hipócrita.
— No te enfades, no merece la pena. Como haga algo, le partiré la boca, que es lo que se merece.
— Tampoco te pongas violento, Brad...

El chico se encogió de hombros y sonrió levemente, acercándose a darme un beso corto antes de seguir bebiendo. La fiesta estaba bastante bien. Música fuerte, poca luz, comida grasienta y alcohol. Mucho alcohol. Los chicos del equipo de fútbol llegaron y Brad me soltó para saludarles efusivamente, así que yo me quedé apoyada en la pared, esperando a que terminara, pero sentí una mano agarrando mi muñeca y alejándome de Brad.

— Joder, menudo lapa. Pensaba que no iba a dejarte ni un segundo.
— Harry, déjame en paz.
— Faith...
— ¡No quiero oírte!
— Pero Faith, ¿en serio me has cambiado por un mono sin neuronas? Venga, por favor...
— Al menos con él es algo más que sexo. Al menos el mono sin neuronas me respeta.
— ¡Yo te respeto!
— ¡Tú no me respetas una mierda! – bufé, viendo como alrededor nos empezaba a mirar mucha gente – Hey, no quiero discutir esto aquí en medio.
— No hay nada que discutir... – susurró, abrazando mi cintura – Bradley no te merece. Yo sí.
— Déjame en paz, ¿quieres? Estoy harta ya de ti y de tus mierdas, Styles.

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora