→ f i f t y s e v e n

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Faith
Sandy frunció el ceño, mirándome cautelosa. Yo intenté evitar sonreír, aunque en realidad me moría de ganas por provocar una pelea entre ella y Harry, así ese imbécil aprendería a dejar de jugar conmigo. Me iba a asegurar de volver su vida una pesadilla.

— ¿Harry? – repitió – ¿Mi Harry?

— Sí, nuestro Harry – dije con inquina.

— ¿Cómo te va a regalar a ti su anillo? Ni siquiera se ha hecho uno – rió, aunque sonaba insegura. Me daba pena por Sandy, pero de verdad quería joder a Harry.

— Bueno, cree lo que quieras – reí, encogiéndome de hombros –. Pero ese anillo me lo ha dado él.

— Chicas, me estoy muriendo de hambre, me está rugiendo la barriga, ¿vamos a por algo de comer? – preguntó Harry, saliendo del cuarto de baño con una toalla blanca alrededor de su cintura.

— Harry, ¿tú le has regalado este anillo a Faith? – preguntó Sandy violentamente, agarrando mi muñeca y enseñándole el anillo que había en mi pulgar.

— No había visto ese anillo en toda mi vida – sonreí, porque era muy obvio que Harry estaba mintiendo. Cuando mentía sus ojos se dirigían a un punto en el horizonte, sin mirar directamente a quien le estaba hablando. Pero al parecer, Sandy no le conocía tan bien como yo.

— ¿Lo ves? ¿Por qué me mientes, Faith? – me riñó, cruzando sus brazos.

— Es que... – miré hacia Harry. Sandy iba a creerle antes a él que a mí, solo por el hecho de que las mentiras de Harry era lo que ella quería escuchar, así que decidí dar marcha atrás – me lo ha regalado Michael, y después de lo que ha pasado pues... no sé si os gustaría la idea de que llevara un anillo suyo. Además uno tan importante como éste.

— Pues no, no me gusta – dijo Sandy, frunciendo la nariz casi como una niña pequeña –. Deberías tirarlo.

— Sí, creo que voy a salir a cubierta y lanzarlo por la borda – dije, mirando justo a los ojos a Harry.

— ¡No! – exclamó él – No puedes lanzarlo al agua. Ya sabes, las cosas estas tardan millones de años y si una tortuga o algo mete la cabeza, podía ahogarse – inventó rápidamente, con voz trémula.

— Simplemente tíralo a la basura.

Sandy agarró mi mano y me sacó el anillo del pulgar y, sin más, lo lanzó a la papelera; justo lo mismo que había hecho con mi relación con Harry. Luego sonrió y se acercó a su adorado novio para darle un beso en la mejilla.

— Vístete, nosotras vamos tirando al buffet.

— Yo no tengo hambre – murmuré, con tanto disgusto se me había cerrado el apetito –, me quedaré aquí durmiendo un rato.

— Bueno, está bien... Entonces voy yendo yo. Ahora nos vemos allí, bubú.

Sandy le dio un pequeño piquito a Harry y luego me mandó un beso a mí antes de salir del camarote. Harry, en cuanto la pelirroja se fue, frunció el ceño y me miró enfadado.

— ¿Tú estás loca? ¿Cómo se te ocurre decírselo a Sandy?

— No me dirijas la palabra – gruñí, metiéndome en la cama.

— No, Faith – exclamó, agarrando mi muñeca y dándome la vuelta para que le mirara.

— ¿Qué quieres? – gruñí.

— ¿Qué voy a querer? Que me expliques por qué coño has hecho eso.

— Porque me da la gana.

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora