→ s i x

14K 894 333
                                    

→ Sandy
Estaba sentada sobre una mesa, hablando con Faith que estaba de pie delante de mí, cuando de repente, un ramo de claveles, mis flores favoritas, aparecieron delante de mi cara. Sonreí ampliamente y me di la vuelta para ver a Harry sosteniendo el ramo. 

— Feliz aniversario, hubby – susurró, aunque solo estábamos nosotros tres en el aula. 
— ¡Feliz aniversario, bubú! – chillé, abrazándole con fuerza. Me encantaba que Harry no fuera el tipo de novio que se olvidaba de los aniversarios o fechas importantes. 
— Ya seis años juntos... ¿Para cuándo la boda? – bromeó antes de darme un beso corto.

Reí levemente, girándome hacia Faith, pero ella ya no estaba ahí. Supuse que habría salido del aula en algún momento sin que me diera cuenta. 

— He traído un jarrón con agua para que las puedas dejar aquí hasta que vayamos a casa. 
— Siempre piensas en todo – sonreí, besando su mejilla antes de ponerme de pie –. Me alegro que ya no estés expulsado, te echaba de menos. Además, Faith se ha pasado casi toda la semana mala. 
— Ya me lo dijo – explicó, poniendo el ramo dentro del jarrón y dejándolo sobre uno de los muebles de la clase –. Menos mal que ya está mejor, ¿no?
— Sí, pobrecita – hice un puchero mientras nos poníamos a caminar en dirección del gimnasio, que se encontraba fuera del edificio del instituto, ya que nos tocaba educación física. 
— A lo mejor algún idiota le ha pegado el sida y se está muriendo. 
— Ese no es un tema para bromear, Harry – le reproché seriamente. 
— Vale, me he pasado un poco, perdón. 

Harry pasó su brazo por encima de mis hombros y, con la otra mano, agarró mi cartera para llevarla por mí, ya que era algo pesada por los libros –y el maquillaje y la ropa– que llevaba dentro. Cuando llegamos al gimnasio, vimos a Faith sentada en un banco, ya con la ropa de deporte, y con cara de aburrida. Harry, después de darme un beso, se fue al vestuario de chicos, mientras que yo fui a sentarme al lado de Faith. 

— Hey, ¿estás bien? ¿Por qué te has ido sin nosotros antes?
— Porque sobraba ahí, Sandy...
— Tú nunca sobras, cielo. 
— Siempre lo hago – rodó los ojos. 
— Deja de decir tonterías. 
— Como sea, ve a cambiarte, la clase empieza en cinco minutos. 

→ Harry
Cuando salí con mi equipación de deporte, fui a sentarme al lado de Faith, aunque ninguno de los dos dijo nada. Sandy aún no llegaba. 

— ¿Estás bien, Bloomer?
— Divinamente, Styles. 
— Nosotros hacemos cuatro años en dos semanas... – murmuré. 
— ¿Cuatro años de qué? Si no hay nada entre nosotros – bufó, apartando la mirada de mí. 

Puse los ojos en blanco, sin entender la bipolaridad de las mujeres. ¿Por qué eran tan jodidamente complicadas? Suspiré aliviado cuando vi a Sandy con shorts de deporte, una camiseta de tirantes y dos coletas bajas, corriendo hacia nosotros. 

— Estas sexy así – dije cuando llegó y se sentó entre mis piernas, para que yo la abrazara desde atrás. 
— Cállate, tonto – rió levemente. 

Entonces la entrenadora entró al gimnasio y todo el mundo se calló de golpe. No había una sola persona en todo el instituto que no tuviera miedo a esa mujer. Era como un sargento. Con voz firme dio las instrucciones y empezó la clase de “cómo asesinar a un grupo de estudiantes en una hora”, también llamada educación física. 

Cuando sonó el timbre, todos estábamos casi echando nuestras tripas por la boca de lo reventados que habíamos acabado. Fuimos caminando hacia los vestuarios, cuales zombies recién salidos de sus tumbas, para ducharnos y cambiarnos antes de regresar a las clases. 

No tardé más de cinco minutos en salir del vestuario, y sentarme en un banco a esperar a las chicas, que siempre tardaban media vida en salir. En especial Faith, que siempre entraba la última a la ducha para que las demás chicas no pudieran verla desnuda. Creo que yo era el único en muchos años que la había visto completamente desnuda. 

Unholy TrinityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora