20. El diario de Observación del Dragón (1)

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La crisis había pasado, todo estaba resuelto de momento, o al menos eso querían pensar. Los alfas entrenaban junto a los lambdas, y siempre que alguno sucumbía de repente a las feromonas de la chica Río se encargaba de recordarle su autocontrol, a golpes.

Lía y Liam se la pasaban juntos como la típica pareja de enamorados cuando pusieron sus sentimientos en orden, no le sorprendería que en su próximo celo un bebé fuera concebido, si es que no estaba en camino ya gracias al potente ciclo. A pesar de no ser reales, podía jurar que veía uno que otro corazón flotando en el ambiente.

Ellos le hacían preguntarse sobre su relación con Río. Si bien había declarado a viva voz que se casaría con el omega aún no había formalizado realmente el compromiso, ni nada en realidad. ¿Qué eran? ¿Amigos? ¿Pareja? ¿Amo y sirviente? Ninguno de los dos lo había dejado claro, solo eran algo que dejaron fluir con los días.

En un principio no tenía apuro, pensaba que era libre de rechazar a cuanto pretendiente quisiera y tomarse el tiempo que fuera necesario para formar una relación amable con Río, pero una nueva carta del gobierno había llegado, si no aseguraba por las suyas el futuro de la familia Nova ellos se encargarían de asignarle un consorte, de negarse, sería destituido de su cargo para que un nuevo delta protegiera a todos. Sus manos apretaron con furia la carta recibida tan pronto un evento de tal magnitud ocurrió, sintiendo el desprecio recorrer su cuerpo.

— No te preocupes, Leon. No debes tomar esas cartas en serio —Cassandra colocó una delgada mano sobre su brazo y lo apretó de manera delicada en una íntima muestra de apoyo, emitiendo una diminuta cantidad de feromonas dulces fingiendo inocencia. La conversación había surgido en el desayuno cuando su padre halló la carta sobre el escritorio del joven. Leon soltó un sonoro suspiro cansado de todo ello.

— ¿Cuál es el problema? ¿No solo tenemos que casarnos? —Río levantó la vista de su plato cárnico y les dirigió una mirada a todos insinuando que para él era una cuestión muy simple. El muchacho de ojos verdes lo miró sorprendido gracias a eso. En realidad no tenía mucha confianza, puesto que Río nunca había tocado el tema y nunca había preguntado algo referente a ello. Lía sentada frente al pelirrojo soltó una carcajada producto de la simpleza de su amigo.

— Tiene razón. Solo deberían casarse —la sonrisa burlesca y segura que mostró en modo de advertencia iba dirigida a la lambda que estaba sentada muy junto a su hermano, y este no se daba cuenta de nada, como un pajarito despistado que tenía ojos para una sola persona.

— Podemos hacerlo hoy mismo si quieres. Solo habría que llamar a un oficiante, supongo —el de ojos dorados se encogió de hombros, como si no estuviera hablando acerca de algo que le haría pasar toda su vida junto a otra persona. Cassandra apretó sus dientes sin que nadie lo notara producto de su frustración, ese omega arruinaba sus planes.

— No hay necesidad de apresurarse. Para poder llevar a cabo la boda primero debes llevar la marca.

— Entonces solo tiene que morderme ¿no? —ella estaba cada vez más furiosa, pero no podía permitir que su fachada de jovencita amable se derrumbara por un mocoso. Solo tenía que hacer que Leon la mordiera a ella en cuanto se le presentara la oportunidad. La finalidad del evento pasado había sido ese, que Río fuese mordido después de consumir el acelerador para que a Leon no le quedara más opción que aceptarla a ella debido a la presión que ejercía su hermano, pero ese joven lo había arruinado todo.

Dando por finalizada la conversación se retiró de la mesa con desagrado después de que todos terminaran el desayuno y partió en busca de sus empleados.

— En realidad no es tan sencillo como lo ves, Río —Mihail retomó con su amable voz y comenzó a explicarle de manera correcta—. Para que mi hijo pueda morderte debes entrar en celo —. Río no entendía cuál era el problema, suponía que era algo normal de los omegas y a él podría ocurrirle en cualquier momento—. El celo de un omega ocurre cada dos meses, el de un alfa cada seis. Río, ya van casi cinco meses desde que llegaste a este mundo y tu celo nunca se ha manifestado.

DRAGONES (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora