El sonido de la madera siendo cortada gracias a su hacha no era extraño para él ya. Acostumbrarse también al clima no fue muy difícil, en realidad, el frío de la madrugada no era tan malo para él, pues sentía que había pasado por cosas peores.
Algunas muchachas jóvenes de los lugares aledaños e incluso algunas adultas que iban a trabajar pasaban de manera intencional por las cercanías de la casa, y es que ver semejante cuerpo escultural sin playera, lleno de buenos músculos sin exagerar, sudando por cortar leña todos los días, era una atracción que no se podía ocultar al mundo, hasta podrían decir que pagarían por verlo. Quizás podrían hacerlo atracción turística si Marie, según los pensamientos de su hija, no fuera tan tímida y no le tuviera tanto miedo al éxito.
— ¡Río! —ahí estaba también, la risueña Luna y sus saltarines rizos corriendo hacia él con una botella llena de leche recién ordeñada de la granja del vecino para comenzar el día.
Es entonces cuando él termina su tarea que había comenzado desde muy temprano, reúne un montón de las astillas cortadas para ellos y el resto lo acumula para ser vendido, toma la mano de Luna después de beber el frasco drenándolo por completo y se adentran en la vivienda mientras ella corre a terminar de peinar su cabello y ayudar a su madre a hornear cosas en la cocina.
Él en cambio, se dirige al baño a tomar una corta ducha para luego colocarse las cómodas ropas que Marie había hecho para él no mucho tiempo después de que llegó con ellas.
En un canasto hecho de material resistente coloca la mayor cantidad de leña que puede y la cuelga sobre sus hombros, mientras que en sus manos lleva una bandeja con pan recién horneado por Marie, abre la puerta y salen para ver qué casas podrían comprarles sus productos en la villa cercana. Pero desde que Río había llegado con ellas no era necesario realizar una gran caminata, algunas personas esperaban en la puerta solo para ver al joven trabajador y de paso ayudar comprando algo, tal vez así el hermoso muchacho de cabellera roja les dirigiría a ellas algún día esa dulce sonrisa que hasta ahora solo tenía reservada para esas dos bellas mujeres que vivían con él.
Los pocos alimentos que quedaban los llevaban a paso lento de casa en casa entre las largas distancias del pueblo, aprovechando de paso ofrecer la leña para la noche a aquellos que no habían alcanzado a cortarla o simplemente no querían hacerlo aquel día.
Algunos, como aquellos poseedores de animales, podían pagar con dinero lo que querían, otros pocos, utilizaban el trueque, intercambiando a veces una tartaleta recién horneada por artículos de la agricultura, como papas o zanahorias que eran muy bien recibidos.
Sintiéndose satisfechos con el resultado diario volvían con calma a la casa, entonces Marie se iba de inmediato a la cocina a hacer un poco de pasta con verduras para el almuerzo u otras tantas veces un delicioso guiso.
Un día, Río soltó al aire una pequeña frase sin pensarlo mucho, "deberíamos comprar pollo, así podrás hacer una sopa, y si la distribuimos bien puede durar días, tú sabes cómo hacerlo". Fue algo soltado sin mala intención, pero tan pronto escuchó aquello el cuchillo que la mujer tenía en su mano casi se cae por la impresión, y para cuando se giró con sus ojos gritando desesperados en silencio vio que Río ya había vuelto a sus quehaceres del día. Fue entonces que de alguna manera comprendió a Luna, y sintió como si su hijo hubiese vuelto con ella.
***
— Deberíamos colocar una mesa afuera con lo que estás haciendo, Marie —le recomendó un día el joven después de la comida.
— ¡Mamá abrirá una panadería!
— No creo que las cosas se vendan, muchachos.
— No lo sabremos hasta que lo intentemos, Marie —los rostros emocionados le dieron un poco de ánimo, y haciendo caso a los dos menores asintió mientras terminaba de comer su postre de frutas con una sonrisa en su rostro.
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DRAGONES (Borrador)
FantasiaRío trabajó durante casi toda su vida bajo las órdenes de la mafia creando así una personalidad un poco retorcida. El peor error que pudo cometer un día dejándose llevar por la avaricia fue robarle a su propio jefe, con quien saldó la deuda cuando l...