Río ajustó por quinta vez sus nuevos brazales de cuero negro y remaches metálicos luego de cambiar los desgastados, la tensión se sentía en el ambiente y los hombres que ya se encontraban más repuestos después de unos buenos días de descanso lanzaban miradas nerviosas de tanto en tanto.
Mihail fingía no darse cuenta dándoles la espalda, mientras apretaba una vez más las correas de su peto y ponía sobre él de manera calmada las hombreras de un azul oscuro con detalles en escala.
— Padre —comenzó Lía— ¿De verdad harás esto?
El hombre de avanzada edad la miró con ternura arrugando un poco las esquinas de sus ojos y posó una mano sobre su cabeza con delicadeza removiendo sus cabellos cobrizos.
— Lo haré —soltó seguro el hombre bajo la mirada incrédula y un poco molesta de su hija—. Ese mocoso nunca me ha gustado, ni a su padre tampoco.
— Oh —dejó salir Río sorprendido e interesado— ¿Hay una historia trágica detrás de eso? —dijo tomando asiento y apoyando su mentón en una mano, preparándose para escuchar un buen relato. El adulto le devolvió una sonrisa burlesca. La decisión había sido impulsiva, pero a la vez planeada desde hace mucho tiempo. Solo fue que su paciencia, tan hermosa e infinita como se creía, en realidad tenía un límite. Y la fuente se había rebalsado.
— Para nada —comenzó—. Es solo que ese muchacho creció...retorcido. Le gustaba mucho ser el centro de atención y siempre ser el mejor, de una manera extraña—. Mihail se giró hacia él ya preparado, siendo sus ojos los que le explicaban la rareza que no podía comprender—. No me sorprende que incluso hiciera algo contra su padre para conseguirlo, y ese hombre era mi amigo. Le prometí que detendría a su hijo si alguna vez sus acciones sobrepasaban la moral. Al parecer fue así dado que no he escuchado nada de Thorien, pero no me quedaré a averiguarlo.
Aún recuerdo, el primero cachorro que estuvo bajo su cuidado y mis amigos le encargaron para que lo protegiera con amor. Fue enterrado vivo. Mi hijo lo encontró luego de escucharle dar un último gemido lastimero, entonces todos centramos nuestra atención en él, repudiando de paso a la persona que podría haber hecho algo como eso. Logan se mantuvo callado durante todo el proceso.
Cada vez que presumía de mi retoño en nuestros encuentros, ese pequeño demonio entraba de improviso y causaba un desastre por el lugar. Siempre.
Muchas veces comencé a ver a Thorien con un par de arañazos o mordidas, ¿Qué crees que él decía? Por supuesto, reprochaba las acciones de su hijo y estipulaba futuros castigos, pero aun así en el fondo de su corazón esperaba que cambiara. Pero los animales muertos, los celos enfermizos y las mordidas hacia ellos comenzaron a crecer en magnitud, hasta que mi amigo perdió totalmente su fe en ese trozo de carne que había creado junto a la mujer que amaba.
Y luego perdimos el contacto.
— ¿Cómo sabes que ese hombre no está solo por ahí haciendo sus cosas y se olvidó de hablarte? —expuso Lía a modo de berrinche golpeando el suelo con su pie, sin aceptar el ridículo golpe que quería dar su padre solo por suposiciones y venganzas personales.
— Thorien jamás se olvidaría —dijo Mihail, mientras su mirada melancólica se perdía sobre las esquinas de la mesa, esa donde hace pocos minutos atrás habían extendido un plano del edificio al que irrumpirían—. Él es mi mejor amigo. Nos contábamos todo desde que éramos pequeños —. Expulsó una penosa carcajada—, cuando conocí a tu madre, cuando él conoció al amor de su vida, cuando nos casamos, cuando nuestros hijos nacieron...cuando Ellen murió —. El adulto dejó de hablar unos segundo, recordando cada cosa sucedida, mientras Lía apretaba los puños al escuchar nombrar a su madre, esa de la que solo escuchaba historias porque no poseía recuerdos de ella—. Thorien estuvo en todas las situaciones importantes de mi vida, cuando se me cayó un diente por una pelea a los diez, incluso cuando fui el protector de esta ciudad antes de tu hermano él estaba ahí a mi lado luchando en secreto de su padre.

ESTÁS LEYENDO
DRAGONES (Borrador)
FantasyRío trabajó durante casi toda su vida bajo las órdenes de la mafia creando así una personalidad un poco retorcida. El peor error que pudo cometer un día dejándose llevar por la avaricia fue robarle a su propio jefe, con quien saldó la deuda cuando l...