Capítulo 13: Evan

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Tras cinco horribles horas de viaje, por fin llegamos a la mansión de Evan en la capital.
Ni bien bajé del carruaje fui recibido por un fuerte y cálido abrazo el cual no dudé en corresponder. Entre otros nobles este acto podría parecer desvergonzado y maleducado pero Evan y Ezra jamás dudaron el demostrar su cercanía, es más, ni los sirvientes se sorprendían, simplemente veían con ternura el momento. Mi corazón latía con mucha culpa. Este amor es de Ezra, no de Jack.

-Escuché que te perdiste en el bosque... intenté ir ni bien pude pero el emperador me lo impidió por los trabajos que me tiene asignado.

Su tristeza, enojo y dolor por no haber estado allí eran casi palpables lo cual también me hizo sentir mal y le abracé nuevamente.

-No fue la gran cosa, no debes preocuparte. Como puedes ver, nada malo me ha pasado.

Sonreí intentando calmarlo y luego de un largo rato lo logré. Me invitó a tomar té y allí nos pusimos al día de lo ocurrido en estos meses entre otras cosas.

Aparentemente me notó raro desde un principio por lo cual me preguntó que me ocurría y de inmediato se me puso la piel de gallina.

-B-bueno... Evan... tengo algo que confesar.

Su expresión se puso seria casi al instante lo cual me puso más nervioso. Respiré profundo y me dispuse a hablar.

-Hace unas semanas... el médico me diagnosticó la enfermedad de Ofelia...

-Ezra, dime por favor que ésta es una de tus bromas...

Evan parecía querer excusar lo que ocurría ya que bien sabía que Ezra no hacía bromas. De todos modos, decidí confirmarle lo que temía.

-No, Evan. No es ninguna broma. Me encantaría que lo sea.

Al por fin tener la confirmación Evan se largó a llorar y sin saber cómo consolarlo me dispuse a abrazarlo hasta que se calmó. Es terrible la sensación que sentí al verlo tan desconsolado. Es de esperar, su pequeño hermano a quien siempre mimó, se iría pronto.

Luego de aquello volvió a su estado de siempre. Me pregunto los cuidados que debía tener y me mandó a dormir ni bien me dió de comer.

-No tuve tiempo de decirle que no soy Ezra... No se como los protagonistas no se sienten culpables de ocupar el lugar de alguien más pero debo decirle para estar tranquilo.

Pero lo que en ese entonces no sabía, era que a la mañana siguiente no iba a haber necesidad de decirle.

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora