Capítulo 39: Gatito

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~Narración de Ezra~

Estaba en un hermoso sueño donde rememoraba mi vida en la otra realidad cuando sentí un gran peso a mi lado en la cama. Fastidiado abrí mis ojos y a mi lado había una pantera negra enorme. En pánico retrocedí cayendo de la cama mientras con mi magia hacía parecer un escudo.

-¿Co-cómo demonios entró esto aquí?

-Ezra dijo que le gustaban los gatos cuando estuvimos almorzando entonces decidí traerle un gato.

No sabía cómo reaccionar ante las palabras de Ilial. Pero bajé un poco la guardia y miré al "enorme gato" que ahora estaba en mi cama acostado boca abajo y mirándome.

-A-Alteza... el gato no va a comerme..¿verdad?

Preocupado miré al príncipe quien se acercó a la pantera y le acarició la cabeza.

-Acaba de comer así que no, además no lo haría ya que fue criado en el palacio desde que era un cachorro y aprendió a convivir con humanos.

Ante sus palabras y la calma del animal decidí hacer desaparecer mis armas y me levanté del suelo con vergüenza.

-Ezra actúa raro pero eso es lindo.

Se acercó a mí y me tomó de la muñeca con delicadeza para así caminar hacia la pantera. Sus manos eran suaves contrarias a las mías que tenían callos por las prolongadas prácticas con la espada.
Me mantuve en silencio pero me tensé un poco al sentir como colocaba mi mano sobre la cabeza de la pantera.

-¿Tiene algún nombre?

Finalmente me relajé al ver que "el enorme gatito" se acurrucó en mi cama mostrando la barriga. Aquello denotaba que no me tomaba como una amenaza ya que esa era una zona vital para animales salvajes.

-¿Nombre? Bueno, padre quería que le ponga un nombre... majestuoso acorde al digno animal que es pero lo llamé Sombrita.

Ante sus palabras no pude evitar carcajearme y acariciar la cabeza del felino quien se había puesto a ronronear por mi tacto.

-Ese es un nombre muy adorable su alteza.

-Por ello padre se enfadó conmigo cuando se lo confirmé pero ninguna furia es eterna.

~Narración de Ilial~

Desde el momento que vi a aquel hombre me quedé maravillado por su apariencia pero en especial... su aura.
Su aura era de diversos colores, algo que jamás había visto pero al notarlo recordé una antigua leyenda conocida en todo el mundo.

<Después de mil años de sufrimiento, hambrunas, guerras y sequías a nivel mundial, la diosa se apiadará del ser humano y mandará a su primer y único hijo a la tierra para que los salve a todos de la destrucción.
A quien su hijo proteja estará lleno de riquezas, abundancia y felicidad por el resto de su vida, pero cuidado, quien se atreva a matar o a herir a este hijo, será condenado de inmediato junto a toda su descendencia y vivirá en la miseria y desgracia hasta que su sangre se extinga de la tierra.>

Presentía que este hermoso hombre era el hijo enviado de la diosa ¿Es esto amor a primera vista? O ¿Deseo de poseer algo que se me está negando? Jamás he recibido un no por respuesta pero su rechazo constante... extrañamente solo hace que lo desee más y más.

-Te lo obsequio.

Hablé casi sin pensar al verlo tan entretenido con el gato.

-¿Qué?

Su sorpresa era tierna lo cual me hizo sonreír cosa que pareció molestarle.

-A Sombrita. Te lo obsequio.

-S-su Alteza... aprecio mucho el gesto pero... no creo tener la capacidad de cuidarlo adecuadamente, además sombrita debe ser muy importante para usted.

-Oh, por supuesto que es importante. A cambio de dártelo, debes darme algo a mi.
Algo como... tu mano.

¿Habré dicho algo malo? Ezra ya no tenía la expresión serena de antes.

-Su alteza. Voy a darle algo especial y es mi sinceridad. No quiero ser su concubina. Ser una concubina implica vivir bajo su mismo techo, bajo sus reglas y satisfaciendo sus deseos, sean los que sean sin necesidad de casarse.
Pero no quiero ser... un "amante" yo quiero ser un emperador. Vivir bajo mis propias reglas y reforzar mi imperio. No está en mis planes ser una concubina y mientras tenga elección, no lo seré.
Igualmente, es tonto esto que voy a decir... pero no planeo casarme sin amor. Ya que los miembros de la familia real no tienen permitido divorciarse, minimamente debería ser una relación amorosa y medianamente feliz.

La convicción que demostraba me dejaba impresionado. Siempre se rumoreaba que el hijo de la diosa era una persona de corazón y voluntad pura, que sacrificaría sus propios deseos por la felicidad de otros pero ahora puedo notar la verdad. No deja de ser un humano, no deja de ser hijo de una diosa guerrera que va en contra de la sumisión.

-En ese caso, voy a conquistar tu corazón  y cuando sea emperador... volveré a hacerte la misma propuesta.

Contrario al enojo que esperaba recibir, tan solo escuché una cálida risa. Parecía como si en vez de ver al príncipe heredero de Albania, estuviese viendo a un niño que le hacía una petición tonta.

-En ese caso su Alteza, estaré esperando a que ocurra.

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora