¡Voy a hacerlos caer!

Capítulo 45: Rumbo a lo desconocido.

~Narración de Ezra~

Los días pasaban con "normalidad" después de mi cena en el castillo Imperial. Arya se veía completamente furioso por sus constantes fracasos y mis victorias.
Pensaba ir a tomar el té con Larion en el jardín ya que desde que volvimos no me quitaba la mirada de encima y aún no podía darle el arete mágico que le había comprado en Albania.

-Larion ¿Vamos a tomar el té en el jardín?

Ni bien el me iba a responder tocaron la puerta de manera apresurada.

-Adelante.

Tomé nuevamente mi postura recta y vi entrar a una sirviente que tenía una bandeja. En la bandeja había un sobre rojo con un sello color negro lo que indicaba que era urgente.
Con prisa lo abrí y era claramente un mensaje del emperador. Las barreras naturales del bosque de las tinieblas habían caído después de miles de años. Como el bosque de las tinieblas estaba cercano al terreno Briefadel solicitaba que envíe tropas para realizar una expedición e informar a la familia imperial de lo acontecido.

-¿Qué sucede?

-El emperador quiere que vayamos con urgencia al bosque de las tinieblas. Sus barreras de espinas han caído sin motivo aparente y quiere que investiguemos que hay allí. Quiere que vaya personalmente.

-¿Está loco? ¿No se supone que los guardias del emperador son los más fuertes?

-Nuestras tropas lo superan en magia y preparación. Aún así supongo que busca deshacerse de mi allí o culparme de cualquier cosa que se desate.

-Yo iré allí en tu lugar, solo dame el permiso y comandaré a los caballeros en esta expedición.

-No será posible, el emperador pidió que vaya allí yo mismo. La única excusa por la cual yo podría no ir, sería que me falte una extremidad. Así que no tengo opción. Vamos, debemos movilizar a los caballeros.

Esto era realmente raro. Según la leyenda, el bosque de las tinieblas es un lugar que está lleno de monstruos y tesoros mágicos. Dicen que tiene un guardián allí dentro quien para proteger a sus súbditos /los monstruos/ creó una barrera mágica de gruesas espinas con miles de metros de altura y aún más de grosor, solo de esta manera ellos estaban a salvo de los cazadores.
Nadie se a adentrado allí desde hace cientos de años y es más, lo que se sabe de allí son sólo leyendas. Es obvio que el emperador tendría curiosidad sobre lo que hay allí pero no va a sacrificar a sus hombres.

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Las tropas no tardaron en estar listas y una vez las armas y suministros fueron preparados empezamos el camino hacia el bosque de inmediato.
Parecía que íbamos a una guerra pero era de esperarse ya que no sabíamos a que nos enfrentabamos al ir allí.
Tenía miedo, mucho miedo. Una cosa es leer otra cosa es vivirlo. No sabes si vas a vivir si vas a morir, no sabes si vas a sufrir o vas a estar en paz, dicen que allí hay muchos monstruos y... la gente no les temía en mi dimensión porque sabíamos que no existía, ahora, en un lugar donde si existen las cosas son distintas.

Larion cabalgaba a mi lado. Podía sentir su mirada pero estaba tan preocupado que no me molesté en verlo. Gracias a la forma de ser de Ezra, podría ocultar sus preocupaciones detrás de una máscara de seriedad lo cual agradezco ya que si las tropas me ven asustado las cosas irán mal.

En unas horas estuvimos frente a aquel tenebroso bosque. Ni bien cruzamos para ingresar la temperatura bajó drasticamente. Se podían oír murmuros, crujidos y gruñidos provenientes de todas partes pero a la vez de ninguna. No había nada más que vegetación.
Cada caballero activó su poder para iluminar el camino ya que parecía haber  una niebla espesa mientras más nos adentrabamos. Parecía ser de noche allí dentro mientras a que fuera el sol empezaba a brillar más y más.

-Mantengan la calma y no se separen. Este es un bosque mágico. No sabemos qué pueda haber o hacer por su cuenta.

Hablé con un tono autoritario. No podía relajarme ni dejar que se relajen.

-Duque, al frente hay una cantidad gigante de energía mágica. Nunca sentí nada igual.

Mientras mi segundo al mando me lo indicaba una luz cegadora apareció de repente. Nadie podía ver nada, lo sabía por los gritos, el relinchar de los caballos.

-¡De ser necesario dejen que se vayan los caballos! ¡No se separen!

De repente hubo silencio y la luz desapareció.

- ¿Pero qué?...

Estaba completamente sólo, la luz se había ido y me encontraba frente a una cosa blanca gigante que no supe como descifrar.