Capítulo 24: Cambio de perspectiva

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~Narración de Larion~

Al principio, todo era un simple juego de vida y muerte con el molesto duque de un imperio que aborrezco con todo mi ser pero luego ¿que diablos sucedió?

Aún así ¿cuál es la verdadera razón de mi odio al imperio? Muy simple. Yo, el último archimago del mundo, fui maldito y traicionado por el imperio que se me encargó proteger hace cientos de años.

Fui un aprendiz del primer archimago de todo este mundo hace mucho tiempo. Mi maestro decía que tenía un poder grande pero que mi ambición desmedida me iba a llevar a la ruina junto con el imperio.
Para evitar todo aquello, a mis 28 años fui sellado con una maldición que limitaba mis poderes para evitar que la profecía de que yo destruiría el imperio se cumpla.
Pero, lo que ellos no sabían, era que desde ese momento mi odio por el lugar comenzó, lo que poco a poco iba a dar paso para cumplir la profecía.

En este mundo existe la magia pero los magos se estan extinguiendo en la actualidad ya que cada vez nace menos gente con poder mágico, pero quienes llegasen a tener un fuerte poder, dejan de envejecer a cierta edad y no mueren; un vivo ejemplo soy yo.

A pesar de la maldición, logré ser un archimago y protector del imperio por más de cien años, aún así me lo pagaron con el suicidio de mi pequeña hermana, ella tenía casi la misma cantidad de poder que yo por ello vivió tanto tiempo y junto a mí, pero aun así se mantuvo siempre al margen sin querer llamar la atención hasta que conoció a ese bastardo del príncipe.
Arya Echarmin la enamoró y embarazó para luego negar conocerla. Mi hermana quedó destrozada y a pesar de que hice de todo, decidió quitarse la vida la mañana de su cumpleaños.

Juro jamás voy a perdonar a este imperio y a sus nobles.
Nadie me vio en persona así que fue fácil desaparecer sin dejar rastro. Pude crear un gremio de informantes para seguir de cerca a la familia real pero un maldito día lo conocí a él... Ezra Briefadel; mi mayor molestia hasta el momento.

La primera impresión que tuve de él fue: confiado, valiente pero inexperto.
Vino como cualquier noble a pedir mis servicios pero esta fue la primera vez que acepté ya que era un trato que de verdad me beneficiaba.
A parte de eso, algo de él llamaba mi atención. Su aura y maná eran distintas a la gente de este mundo. Su maná es como dos fuerzas longevas entrelazadas y un aura de luz impresionante lo cuál me interesó mucho.
A pesar de que él me desagrada, no parece que yo le desagrade así que aproveché a besarlo y así saber con más exactitud a que me enfrentaba.
Un maná cálido, suave y dulce, casi adictivo fue lo que sentí pero era mortalmente bajo por lo cuál tuve que dejar de probarlo.

No mucho después con una broma pesada, me enteré de que sus días los tenía prácticamente contados. Indagando más, descubrí que tiene una enfermedad rara, mortal y sin cura alguna lo cuál volvió al poderoso mago y espadachin genio, alguien débil.
En ese momento, un sentimiento que creía extinto surgió de mi pecho... culpa. Después de tanto tiempo, me sentí culpable por tratarlo mal, culpable por robar su maná y se me ocurrió una buena idea; darle del mío.
A contra de su voluntad, lo besaba, beso en cuál le daba de mi maná por lo que se recuperó mucho, pero lamentablemente sólo era una medida que frenaba la enfermedad, no la eliminaba.

Noté que Ezra estaba más feliz por no cansarse rápido, incluso me pidió luchar con él lo cuál me sorprendió, de todos modos, quería ver el nivel de quien decían era un genio con la espada.

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora