Al entrar nuevamente al carruaje para volver a la mansión, sentí un peso más encima mío aún así podía respirar mejor con Larion que estando frente al emperador.
Respiré hondo y mire a Larion quien, desinteresado, miraba el monótono paisaje de la ventanita.
-Larion.
De inmediato su mirada se posó sobre mi. Me sentía cohibido y pequeño por un momento, sentía que podía ver a través de mis palabras e intenciones.
Rápidamente aparte ese sentimiento y lo miré de la misma forma intensa.-Necesito que silencies cualquier rumor sobre mi enfermedad y que me informes de tus avances. No puedo ser emperador si tengo mi tiempo contado.
Indiferente le hable mientras el empezó a reírse.
-Eso tendrá un costo extra al salario de guardia personal.
- No te interesa realmente el dinero ¿Qué más deseas?
Guardó silencio pensando. Lo que me alarmó fue esa gran sonrisa burlezca.
- ¿Un beso?
-Me niego.
Respondí de inmediato.
-Entonces no haré el trabajo que me pides.
Se encogió de hombros restando importancia a la conversación.
Sentía arder mis mejillas por la sola idea de volver a juntar nuestros labios y la simple idea de sentirme así de avergonzado la odiaba por completo.Tome aire calmandome hasta donde pude y más tranquilo lo miré.
-Bien, te dejaré besarme. Pero sólo será una vez.
Vi su sonrisa agrandarse lo cuál me hizo alertar. Lo siguiente que sentí fue como me tomó de la muñeca y me hizo sentar en su regazo. Me sorprendió bastante aquello lo cuál no me hizo percatarme a tiempo que me tomó del mentón para unir nuestros labios. No lo iba a negar, sentía que ese era mi lugar, allí, entre sus brazos, con nuestros labios juntos, me sentía en completa paz.
Nuestras lenguas se rozaban en un suave pero apasionante beso. Sus movimientos expertos me hacían sentir avergonzado y tonto, cosa que el parecía disfrutar por completo.
Ese beso era dulce, tan dulce como la empalagosa miel, pero a diferencia de la miel, si me gustaban sus besos pero jamás se me cruzará por la cabeza el admitirlo en voz alta.
Larion respetó lo acordado, un sólo beso, del cual aparentemente no pensaba separarse pronto y no me negaba para nada a su manejo de la situación.
Cuando finalmente sentí su mano en mi cintura, fue mi señal de alerta por lo cuál puse mis manos en su pecho y a mi pesar lo empujé con suavidad mientras de forma leve jadeaba. Sentía mis labios palpitar, mi corazón acelerado y mis mejillas hirviendo. Por un momento fui la típica adolescente siendo besaba por el rebelde popular.- Es suficiente...
Hablé una vez sabía bien que mi voz no iba a temblar.
-Oh, pero si nuestro jueguito es divertido~
Su voz melosa era más fastidiosa que la usual lo cuál me hizo olvidar la vergüenza y me puso molesto.
-Te toca cumplir lo acordado.
- Por supuesto mi honorable señor. No soy alguien que promete cosas que sabe no va a cumplir.
Sonrió con sorna lo que me hizo suspirar frustrado.
-Según lo que veo, todo salió muy bien con el querido emperador.
-Para mi sorpresa, así fue. Le gustó mi propuesta y la aceptó sólo porque le gustan los retos difíciles. Pero claramente, todo lo malo que este proyecto demuestre, será mi culpa y si hay algo bueno "será la gracia del emperador por elegir a la persona correcta para el trabajo".
Hice comillas con los dedos para lo último. No estaba molesto por aquello ya que sabía a lo que me enfrentaba pero aún así me daba frustración.
-Nuestro pequeño duque lo hizo bien bajo presión. Buen chico.
Larion acaricio mi cabeza con suavidad y perplejo miré a esos ojos lilas que ahora parecían tener un brillo especial.
Esta clase de actos los esperaría de Evan pero jamás de Larion.
Lo sentí acariciar mis labios mientras sonreía.-Oh mi duque. Adoro tenerlo sobre mis piernas pero estamos a punto de llegar y seguramente le molestará que lo vean sentado sobre mi.
Al percatarme que no me bajé de sus piernas, mis mejillas se pusieron rojas a más no poder y de inmediato me levanté a sentarme enfrente de él donde debía estar originalmente.
Los pocos minutos de trayecto que sobraron pasaron en un incómodo silencio.
Ni bien llegamos, bajé a toda prisa y fui recibido por el mayordomo de Evan.Más calmado, fui a que me den un relajante baño de lavanda y me puse a tomar el té en el jardín pero mi paz fue interrumpida por una sirvienta.
-Mi señor, tiene un visitante.
-¿Si? ¿De quién se trata?
-Dice llamarse Sol. Es un hombre algo aterrador y misterioso... llegó encapuchado y su carruaje es completamente negro.
-Está bien, por favor, dile que pase aquí.
Sol, era el apodo de Arya. El de pequeño adoraba el sol y las cosas doradas así que con Evan lo llamábamos Sol y eso ponía feliz a Arya.
Me sentía ansioso ya que nisiquiera me podía relajar en el jardín pero simplemente tomé mi té hasta que la figura encapuchada llegó seguido de la sirvienta. Le hice una seña a la sirvienta para que se vaya y mire a la persona.
- Por favor, tome asiento.
Ni bien se sentó, le serví el té y lo vi quitarse la capucha. Si él estaba allí, era más que obvio que ya sabía que iba a competir conmigo en el trono. Lo que me sorprendía era lo rápido que las noticias llegaron a él.
Sin decir palabra ni dirigirme la mirada, tomó la taza de té y le dio un pequeño sorbo.-El duque sabe por lo que estoy aquí.
- Por supuesto su Majestad.
Hablé con naturalidad mientras comía una pequeña galleta.
-¿Qué lo llevó a querer ser príncipe heredero tan de repente?
-Hay cosas que siendo un simple duque no puedo solucionar para mi gente y para el resto de personas que necesitan de mi.
Se mantuvo en silencio con la expresión algo molesta. Era claro que pensaba que el puesto ya era suyo antes de mi llegada.
- Lo entiendo, en ese caso... vamos a llevarnos bien y a hacer lo mejor que podamos y de la manera más pacífica posible.
Era claro que sus palabras iban de la boca para afuera* pero no podía hacer mucho al respecto, sólo atenerme a las consecuencias de mis desiciones.
-Por supuesto Majestad, será todo un placer.
Sonreí de forma amable y eso fue lo más resaltante de la larga charla. El resto, fue el intento de ambos de sacar información al contrario de forma indirecta pero ambos fracasamos. El té se acabó y nuestras energías también lo que hizo que por fin Arya vuelva a su maldito castillo y yo me vaya a dormir pero para mi sorpresa, la bestia de ojos lilas me esperaba en la puerta.
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De la boca para afuera: hace referencia a que la persona sólo lo dice para satisfacción o calma del otro, pero no es algo que esté dispuesto a cumplir.
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¡Voy a hacerlos caer!
FantasyEl mismo cliché de transmigrados pero gay. ________________ Jack Miller, un adulto joven que no destacaba en su vida diaria se queda dormido y despierta en medio de un bosque. Descubre que está en una novela que había leído y ahora es Ezra Briefadel...