Capítulo 30: Ante la Luna juro mi venganza

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~Narración de Dorian~

No lo podía creer ¿Qué había pasado? en un simple momento mi relación con Ezra se había desvanecido y no podía hacer más que estar enojado.
Me abandonaron y humillaron en un sólo instante, a mi, el caballero y Marqués más deseado en el imperio; es más, Ezra debería agradecer que estuve con él.

Furioso lancé la botella de alcohol contra la pared y me dirigí al balcón a ver la luna.

-Ante ti, Diosa de la Luna, juro mi venganza contra la familia Briefadel.

Me senté allí mirando el cielo mientras me preguntaba ¿Cómo Ezra se enteró lo mío con Charlotte? Fui muy cuidadoso de evitar que se filtre alguna carta o que mi presencia no se descubra en su mansión. Por más que lo pensé una y mil veces no encontraba el fallo en mis acciones y frustrado por aquello decidí dormir cosa que no me ayudó a mejorar mis ánimos.

Soñaba una y otra vez con Ezra, los buenos recuerdos que tuvimos juntos. Al principio sólo acepté su confesión por la necesidad de convertirme en Duque pero poco a poco me fui enamorando de ese imbécil; aún así, al recordar su cara golpeada, con sangre y esos ojos llorosos que expresaban miedo... una inexplicable exitación aparecía en mi cuerpo. La idea de lastimarlo y hacerlo gemir debajo mío una vez más pero ahora de dolor era simplemente encantadora y no iba a negarme a cumplir esa fantasía en poco tiempo nuevamente. Desde que Ezra se perdió en el bosque aquel día a empezado a actuar extraño pero iba a volver a mi de nuevo, Ezra no puede vivir sin mi.
Ante ese pensamiento pude recuperar mi sueño y tuve una plácida noche de recuperación.

A pesar de que los días pasaban seguía con la duda de cómo Ezra supo de mi amorío y que mejor forma de disipar las dudas que investigando. Los investigadores de mi familia eran demasiado incompetentes así que me vi obligado a recurrir al único gremio de informantes dentro de este lado del imperio.

Ni bien llegar lancé a la recepcionista una bolsa de monedas de oro.

-Llévame con el líder de este gremio.

-Señor, el líder no se encuentra aquí y está muy ocupado, aún así podríamos ayudarle de cualquier otra forma.

-Plebeya insolente, te ordeno que lo llames aquí, tengo asuntos urgentes que atender y la paga será muy buena.

Estaba al tanto de que a ellos no les importaba que el mismísimo emperador se presente en persona para pedir información aún así no podía dejar que me humillen nuevamente y menos una plebeya.
La vi tomar la bolsa con el oro y dirigirse a una habitación trasera. Tomé asiento y con la mayor paciencia del mundo esperé.

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~Narración de Larion~

Si había algo que no soportaba era que me eviten o ignoren y era justamente eso lo que Ezra había hecho desde lo acontecido hace unos días. Lo saludaba y simplemente se sonrojaba y se marchaba con muchísima rapidez.

Era bastante tarde en la noche cuando mi gema de comunicación con el gremio empezó a brillar. Suspiré y la toqué, emitió un gran brillo y lo siguiente que vi fue a Emma, quien está como recepcionista en el gremio.

-Jefe, hay un tipo molesto aquí, aparentemente un noble y exige verlo. Dice que la paga será muy buena.

Realmente el dinero no me importaba para nada pero tal vez trabajar me quitaría la frustración que sentía con todo este asunto.

-Bien, llevalo a mi oficina.

-Pero señor, nisiquiera dijo el lema que usamos para dirigirnos a usted...

-Hoy será una excepción, gracias por tu trabajo Emma.

Toqué la piedra y la apagué. Concentré mi maná en un circulo de transportación y aparecí a mi oficina dentro del gremio, ya empezaba a extrañar este viejo lugar. Me coloqué una túnica con la capucha y vi como entraba un noble esbelto de cabellos grises y ojos negros, lo sentía familiar pero no podía reconocerlo.

-Soy el Marqués Dorian Boyle, y necesito que me entregue información sobre Ezra Briefadel.

Altanero hablaba aquel bastardo que se atrevió a burlar y maltratar a mi contratista. Con mucho enojo iba a negarme pero siguió hablando como si nada.

-Necesito que averigues como se enteró de mi relación con Charlotte Uradel.
Pagaré muy bien ¿Cuántas piezas de oro necesitas? ¿4.000? ¿6.000? Te lo daré, pero necesito la información.

-Lo lamento Dorian, pero me niego a aceptar esta... "solicitud" de trabajo. Además, no es necesariamente el dinero lo que me interesa, es algo que alguien como tú no podría darme y aun así tienes el descaro de venir a mi como si nada.

-¿Disculpa? Sabes bien quién soy y aún asi te atreves a hablarme de esa forma.

Su enojo era notorio pero mi diversión más.

-Por supuesto que oí quien eres y por eso mismo no me interesa trabajar para ti. Te pediré amablemente que te vayas de mi gremio y no te atrevas a volver.

-Me las pagarás por ésta humillación, te voy a exponer.

-¿Exponerme cómo? Como sabes, Dorian, este gremio trabaja en contra del imperio y ni el emperador interviene ¿estás seguro de querer que te tachen de traidor?

Sabía lo horrible que era para él que un "plebeyo" lo llame familiarmente por su nombre y lo hacía con ese propósito ya que mencionarlo me daba asco.
Se quedó en silencio y con furia salió del gremio. Avisé a todos mis trabajadores que estaba estrictamente  prohibido cooperar con el Marqués Boyle y quién lo hiciera pagaría las consecuencias de desobedecerme.

Aún así, esto no fue suficiente para calmar mi enojo por lo que en un segundo, toda la capital sabía de lo que le había hecho a Ezra y como fue tirado por su hermano a la calle.
Esto era sólo el principio de mi dulce venganza.
Paso 1: arruinar su reputación, hecho.

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora