Capítulo 8: ¿Qué cosas has vivido?

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Me levanté a la misma hora de ayer. Estaba cansado por haberme despertado varias veces en medio de la noche por pesadillas que nisiquiera recuerdo así que me fui a darme un largo baño o más bien, me dieron un largo baño.

Muy pocos saben sobre mi enfermedad ahora... si fuera Ezra no querría que por nada del mundo esto se divulgue pero a mi me dá completamente igual, no es algo que alguien nuevo como yo pueda ocultar por mucho tiempo a gente que estuvo siempre con Ezra.

Solté un largo suspiró ante la idea y seguí leyendo, teniendo que firmar varios documentos hasta terminar con todas las montañas de papeles. Dios mío ¿Todos los días habrá tanto trabajo?
Luego de horas en la oficina, me levanté y salí al jardín de nuevo. Caminé y caminé hasta llegar a mi parte favorita. Las rosas matizadas, los tulipanes y lirios eran una mezcla única y armoniosa de colores y aromas que me dejaban impresionado cada vez que llegaba allí.
Sonreí y me di la vuelta para mirar a Sebastian quien desde siempre estuvo detrás mío; probablemente observando que no me desmaye.

-Me gustaría tomar el té aquí hoy ¿Es posible?

-Por supuesto señor, todo el lugar le pertenece después de todo.

Su respuesta fue inmediata y su sonrisa fue amable lo cual me hizo sentir mas tranquilo. Casi al instante después de terminar de hablar, entró a la mansión y yo seguí admirando el hermoso y refrescante lugar.

Como diez minutos después de ir a pasear retomé el camino de regreso hacia los rosales; el jardín era tan grande que temía perderme si me alejaba de más.
Ni bien llegar lo más resaltante fue una hermosa mesita redonda con una silla, estaba él té ya servido y caliente junto con una torre pequeña de tres pisos repleta de postres. Lo adoraría si tan solo prefiriese el dulce ante el salado.
Le agradecí a Sebastian quien permaneció cerca y empecé a tomar el té relajandome pero mi mano temblaba un poco y la taza me era pesada pero le resté importancia. Palabras vagas llegaron a mi mente: "estrés", "maná", "energía vital". No tengo la menor idea de por qué parecía recordar eso que era similar a un susurró lejano. Es posible temblar del estrés pero ahora me siento particularmente calmado ¿entonces ahí entran las otras dos palabras? Bueno, parece que estoy destinado a morir pero no lo siento así.

-Sebastian... voy a solicitar una audiencia con el emperador... por favor, traeme lo necesario.

No me molesté en mirarlo; había tantas cosas en mi cabeza que temía que pueda leerlas ya que el observó a Ezra desde niño.

-Sí mi señor.

Luego de decir aquello entró con prisa a la mansión y me decidí a probar el postre que menos dulce parecía contener. Parecía que era delicioso y lo fue pero lamentablemente me empalagó demasiado rápidoy casi tuve que enjuagarme la boca con el té.

-La próxima vez pediré sándwiches.

Murmuré para mi mismo. Luego de un rato Sebastian volvía con un sobre, unas hojas, pluma, tinta, una vela y lacre*.

Tomé las hojas y la pluma empezando a escribir a aquel hombre que parecía tan aterrador en las breves memorias de este cuerpo. Usé sólo una hoja ya que al emperador no le gustan los mensajes largos. Coloqué la hoja dentro del sobre, derretí el lacre y lo puse sobre la tapa en la union con la otra parte dejando caer lo necesario. Dejé el lacre a un lado y con el anillo de la cabeza de la familia, el cual tenía el emblema de la casa Briefadel, le puse el sello a la carta y se la entregué a Sebastian para que la mandara. El tomó la carta y se fue llevando también las otras cosas.
Luego de aquello seguí disfrutando del té y de los bocadillos aún con la mano un poco temblorosa.

Luego de un rato me puse de pie y entré a la mansión para así caminar por ella un rato y finalmente volver a mi habitación para descansar. Extrañamente me sentía débil así que me quité los zapatos, me puse ropa más comoda y me acosté para dormir pero no lo logré ya que tosí sangre de nuevo y con ello un recuerdo nuevo vino a mi mente.

Había un pequeño Ezra, tenía probablemente unos cinco años... estaba jugando en el jardín hasta que escuchó una discusión.
El niño fue confundido a ver que pasaba... eran los antiguos duques, sus padres, discutiendo. Ezra no entendía nada pero empezó a sentirse triste y salió corriendo.
Me daban ganas de perseguirlo y abrazarlo... pero por más que quise no podía hacerlo y allí terminó el recuerdo.

-Ezra.. ¿Qué habrás oído allí?

Me pregunto... que tantas cosas sufrió Ezra a lo largo de su triste y corta vida... mi vida fue corta pero no tan triste, pero como en esta también tengo los días contados, dudo un poco en que sea más feliz que la anterior.

Suspiré y limpié mi boca quitando toda la sangre que podía.
Me cambié y me di un baño para luego secarme, vestirme de nuevo y acostarme. Si aquí hay algún Dios... sólo espero que me ayude a tomar las acciones correctas y no que otra cosa aparte de Ofelia quiera terminar con mi vida.

Aclaración:

El lacre es una pasta a base de colofonia, goma laca y trementina, además de bermellón u otro color mineral. Se funde fácilmente, dada su baja temperatura de fusión, y se usa en cartas, paquetes, etc., para garantizar su cierre. Suele ser de color rojo.

En mi historia, los sellos se ponen por medio del anillo de la cabeza de la familia, no de otra forma.
Cada integrante de la familia tiene su variación para que se sepa a quien pertenece dentro del hogar pero todos coinciden en tener el emblema a detallar más adelante.

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora