Capítulo 6: ¿Ni bien llego debo ir me?

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Me senté de inmediato en la cama al ver de quien se traba.

-Asher...

Hablé sorprendió¿Qué hacía el santo del imperio aquí? Antes de tan siquiera poder preguntar él habló.

-Escuché que algo te pasó y vomitaste sangre... vine a hacerte una revisión de maná.

Me quedé procesando un poco lo que dijo... por un momento olvido que aquí hay cosas que jamás uno creería posible en "el mundo real". Tomé aire y le miré, sabía que si le rechazaba se iba a poner triste o al menos eso intuía por lo poco que sé de él... además necesitaba saber qué pasaba.

-Calma, ya estoy bien... y me alegraría que lo hicieras.

Le sonreí intentando calmarlo y aparentemente funcionó.
Pidió permiso y se sentó en la cama a mi lado, tomó mis manos y las envolvió con las suyas.
Tomó aire y respiró con calma para así cerrar sus ojos y dejó fluir su maná hacia mi cuerpo y una luz blanca envolvió nuestras manos.
Yo sólo podía mirar aquello bastante impresionado mientras disfrutaba de la calidez que su poder me daba... cosa que lamentablemente no duró mucho.

-Tu maná está estable... pero hay algo raro... algo que no es bueno.

Habló algo preocupado pero yo no entendía de lo que hablaba.

-Probablemente el médico lo sepa... me quedaré aquí contigo hasta que él llegue.

Tomó una silla y la puso al lado de mi cama sentándose en esta.

- Su santidad...

Cuando dije aquello me miró de una forma como si estuviera reprochandome algo.

- Lo siento, Asher... ¿no será un problema para ti que estés fuera del templo tanto tiempo?

Sonrió al oír que lo llamé por su nombre pero borró su sonrisa al oír sobre el templo.

-Ellos fueron informados de que estaría aquí. Además... estar aquí para un amigo es mucho más importante que un regaño del templo.

Me sonrió de forma amable y no pude evitar avergonzarme por lo que le sonreí también.
Sabía que por más que le diga que vuelva no lo haría así que me acosté de nuevo y me relajé empezando a charlar con él.

Luego de casi media hora, el doctor llegó y se sorprendió de ver a Asher por lo cual le reverenció varias veces. Asher con una sonrisa amable le decía que no hacía falta hacer tal cosa y el doctor se relajó mientras se disponía a atenderme.

Estuvo tranquilo unos segundos hasta que palideció y cerró rápidamente la puerta con seguro.

-Su majestad el Duque... usted tiene la enfermedad de Ofelia...

Veamos... leí de esto en la novela.
Esta enfermedad es terminal y no tiene cura... consiste en que va fragmentando el alma hasta que desaparece pero... ¡Esto jamás lo mencionaron en los libros! No puede ser... apenas llegué y ya tengo los días contados...
Respiré profundo y miré a el doctor el cual se veía decaído y Asher no había dejado de llorar, tampoco soltó mi mano en ningún momento. Esto no se veía nada bien...

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora