Capítulo 40: Emperador

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~Narración de Ezra~

El momento de la cena finalmente había llegado y sentía los nervios a flor de piel. Luego de mi extraño encuentro con Ilial, "Sombrita" se mantuvo en mi habitación haciéndome compañía en medio de mi estrés.

-Bien, debo repasar una última vez lo que debo hacer al llegar. En el gran salón ya se encontrarán su majestad el emperador y la Reina, quien ayuda de manera activa al manejo del Imperio ya que la emperatriz falleció de una enfermedad cuando el príncipe heredero tenía 10 años. Debo saludarlos como las leyes y las etiquetas indican y una vez el saludo sea correspondido podré sentarme. Únicamente debo empezar a comer cuando el emperador lo haga, debo mantener la elegancia y tranquilidad a pesar de que tendré el apuro de que una vez el emperador termina de comer, todos los platos son retirados para servir los otros, por más que no lo haya terminado aún.
Una vez empecemos a hablar de forma vaga sobre algunas cosas de interés del emperador, voy a proceder a entregar los regalos que había preparado para ellos en forma de agradecimiento por recibirme. A partir de allí me van a comunicar... mi cronograma de horarios y podré decir felizmente que sobreviví el primer día de visita en un país con el que tenemos conflicto. Genial.

Las sirvientas se habían encargado de bañarme y vestirme para la ocasión. Usualmente los enviados utilizan ropa típica del Imperio que visitan pero preferí utilizar las ropas que puse de moda en Ixivia ya que yo pertenezco allí, no aquí.

-Maestro, es hora de que acuda al banquete.

Acaricié la cabeza de Sombrita por última vez antes de salir y ver a Larion.

-Gracias Larion, por favor, cuida de Sombrita.

-¿Sombrita?

Antes de que siga preguntando me di la vuelta y con la guía de una sirvienta llegue a las gigantes puertas del gran salón. Lo primero es esta cena privada con la familia imperial, luego sería realizado el banquete de bienvenida. Aquí las cosas funcionan de manera contraria a las reglas de etiqueta de Ixivia.

-Representante de la delegación enviada por el Imperio Ixivia, Duque Ezra Briefadel ha llegado.

Con esa presentación, los guardias abrieron las puertas y me dejaron pasar. Allí los tres imponentes miembros de la familia imperial me esperaban. Al principio sentados pero al verme se sorprendieron y se pusieron de pie cosa que me extrañó ya que aquello solo se hacía con reyes católicos o emperadores.
Respire relajado y los reverencié.

-El Duque Ezra Briefadel se presenta ante El Sol, La Espada y La Estrella del imperio. Que la diosa siempre los acompañe e ilumine sus caminos hasta que la hora del juicio final sea dictada.

-Levanta la cabeza Duque y bienvenido a nuestro Imperio. Espero que haya recibido el trato adecuado en su estadía aquí.

La voz del emperador me causó un escalofrío, era de un *barítono profundo.

/Barítono: los barítonos son voces masculinas bastante comunes. Al contrario que los tenores, no están capacitadas para ejecutar obras con demasiadas agilidades, pero a cambio llegan a esas notas más graves y oscuras. /

Su voz era realmente grave pero mantenía un encanto y.. ¿sensualidad? Que me hizo sonrojar de inmediato.

-Por supuesto su majestad, desde que he llegado he disfrutado tanto de las vistas como del trato que he recibido, son realmente impecables, completamente acorde al imperio en el que estamos.

Levanté la cabeza como me fue indicado y luego los vi tomar asiento. Ya que mi saludo fue respondido, procedí a sentarme.
La comida fue servida de inmediato y ni bien el emperador empezó a comer, el resto también lo hizo.

-Dígame Duque se ve realmente joven ¿puedo saber cuantos años tiene?

-Por supuesto su majestad, tengo 24 años.

-¿Oh? Es una sorpresa, el Duque aparenta mucha madurez para su edad.

Habló risueña la Reina cosa que me relajó un poco más y me ayudó a que la comida no se quede en mi garganta del estrés.

-Me halagan mucho sus majestades. Simplemente siempre estoy en busca de mejorar y demostrar que estoy a la altura del título que se me fue otorgado.

-Eso habla realmente bien de usted y su educación en Ixivia, el emperador debe estar realmente orgulloso de tenerlo como sobrino.

La voz del emperador demostraba calma pero sentía que su miraba penetraba hasta mi alma.
Iba a responder pero la Reina le habló a Ilial.

-Príncipe heredero, está muy callado ¿hay algo que quiera comentar?

-No mucho su majestad. Simplemente que está en mis planes conquistar al Duque Ezra y hacerlo mi emperatriz.

En ese mismo instante sentía que el color abandonaba mi rostro y mi presión subía hasta los cielos.

-Príncipe heredero.

Habló el emperador pero su tono denotaba severidad, contrario a su sonrisa amable.

-Príncipe, está asustando al Duque.

-Duque, según oí le gustan los postres de chocolate ¿le gustaría probar algunos?

La personalidad de la Reina era como la de una cálida madre y no podía evitar bajar la guardia ante ella.

-Esos rumores son acertados, realmente me encantaría probarlos, su majestad.

Luego de aquel "inconveniente" la cena fue tranquila. Pude entregar los regalos y marcharme felizmente a mi habitación, aunque mareado por todo el estrés del momento. Debía darme un baño y tomarme un té porque esa cena probablemente no la iba a digerir.

¡Voy a hacerlos caer!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora