JUNTAS HASTA EL VALHALLA.

NATIONAL CITY

ALGUN TIEMPO DESPUES....

El Reino de los Luthor era prospero, todo lo que comenzó como un pueblo, ahora se habia vuelto una gran ciudad, tenían uno de los ejércitos mas grandes y feroces de todos los tiempos, sus hazañas eran relatadas por medio de escarnios y canciones, eran temidos por su brutalidad, pero también por sus grandes avances científicos, también se conocían por recrear el fuego griego, los mejores alquimistas salieron de esa ciudad, todos querían vivir en la gran ciudad, muchos de los pueblo celtas, se fueron uniendo pidiendo permiso para vivir ahi, debido a que la evangelización y el cristianismo habia ido conquistando los pueblos celta imponiendo sus creencias, y en la ciudad de National city, al ser una mezcla de daneses y sajones, habían separado lo que era la iglesia de la política, y todas las demás creencias eran respetadas, siempre y cuando no se tratara de algo obscuro o dañino, las Reinas eran conocidas por ser justas y sabias, la ciudad expandia sus horizontes al tener uno de los mercados mas grandes, y al comerciar con otras ciudades y países, tanto como con las tribus aguas, Oriente, la recién fundada ciudad de Dublin, hasta habian cruzado al otro lado del mundo, y el apellido Zor-el y Luthor ya era conocido, pero Solo existía un detalle, una sola cosa con la cual las Reinas no podían lidiar..... Para el matrimonio Zor-El, su familia lo era todo... y el hecho de que se metieran con sus hijos, era algo que no tomaban muy bien aun.

Kara abrio los ojos al escuchar un chillido en la puerta, y unas uñas rascando—largo—gruño sabiendo de quien se trataba, escucho un chillido de reclamo del otro lado de la puerta—ve con Soma, dile que dije yo que les de el venado que cace ayer, anda—pudo escuchar como unas garras se clavaban en el suelo de piedra emocionadas, y despues se fueron alejando. Se estiro en la cama sintiendo sus musculos poco a poco relajarse, la cobija solo cubria su cintura, dejando al descubierto sus desnudos pechos y sus fuertes piernas—hola mi hermoso pilin—lo saludo al verlo despierto, sonrio de medio lado al recordar su ardiente y candente amante que yacia acurrucada dándole la espalda abrazando una almohada, su cabello negro esparcido por la almohada, su cuello y hombros descubiertos, asi como su brazo, la mirada azul recorrio aquel hermoso cuerpo cubierto por las cobijas hasta terminar en un par de palidas piernas fuera de las sabanas de lino, se acerco hacia el cálido cuerpo escondiendo su rostro en el cuello de su amada, sintiendo como su cuerpo se estremecía en el acto, su brazo se enredo en la estrecha cintura y la acerco hacia ella con posesión y el ceño fruncido--¿ como te atreves a soltarte de mis brazos?—pensó a manera de reclamo—mia—gruño dando pequeños besos en el cuello de su esposa, besos que comenzó a regar por el desnudo hombro y su blanca espalda, besando cada lunar que encontraba, su mano solto la cintura y comenzó a acariciar con la yema de los dedos su tersa piel sonriendo al sentir como se erizaba.

--mmm, estate quieta Zor-el—se escucho un balbuceo por parte de la pelinegra, quien tomo la mano de su esposa y entrelazo los dedos haciendo que nuevamente envolviera su cintura.

La Jarl solto un resoplido de molestia haciendo un puchero, y escondio su rostro en el cuello de su amada balbuceando cosas incomprensibles, haciendo que la pelinegra sonriera inconsciente.

Lena sentía su cuerpo adolorido, ese ligero dolor en su pelvis, el dolor de sus piernas, un escozor en diversas partes del cuerpo, donde la posesiva Jarl habia clavado sus dientes, aunque sabia que su esposa no se habia ido sana y salva, sus uñas se habian marcado como surcos rojos por la espalda de su esposa, cosa que hacia descontrolar a su temible Jarl.

Podía sentir como Kara trataba de controlarse, como su animado amigo estaba clavado en su espalda baja implorando atención haciendola sonreir en silencio, jamás se habia sentido tan bien, tan amada y cuidada como se sentía en los brazos de su esposa, y como ella a pesar de sentirse que habia perdido su esbelta figura, el mar que su esposa tenia por ojos, la veia como si fuera la primera vez que hacían el amor. Sonrio con malicia cuando hizo sus caderas hacia atrás, haciendo como si se acomodara, sabiendo que el sensible amigo de su esposa se emocionaría aun mas, la respiración de Kara cambio, volviéndose algo pesada, haciendo que Lena alzara una ceja complacida, la rubia habia a comenzado a acariciar la mano de su esposa con su pulgar, Lena metio ambas manos debajo de las cobijas, e incito a su esposa a acariciar su vientre, la rubia, derrotada, pesando que su esposa solo quería mimos, comenzó a dejar caricias desordenadas por su abdomen, tenia un enorme puchero marcado en su rostro, pero fue cuando sintio las caderas de su esposa moverse nuevamente.