ROB.

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Si Lena hubiera sabido lo que se le venia en un futuro, jamás hubiera ido con el panadero, ahora se encontraba arrepentida, frustrada y sentada en la cama desnuda con el ceño fruncido, mientras que su esposa estaba disfrutando de las donas como si no hubiera un mañana—esto es asombroso, delicioso, lo mejor que he probado en mi vida, quiero casarme con una dona—balbuceaba la rubia saboreando cada una de ellas sin percatarse del mal genio de su mujer, Lena solto un gruñido y se cobijo de pies a cabeza dándole la espalda a su esposa mientras cerraba los ojos intentando dormir—esto es magnifico, mi amor gracias, gracias—

Cuando Kara termino sus donas se encontraba satisfecha, o bueno, casi satisfecha ya que se le estaba ocurriendo hacer otra cosa, se metio bajo las cobijas acercando su desnudo cuerpo hacia el de su mujer, fruncio su ceño cuando encontró que su esposa se encontraba vestida—mi amor, ¿estas dormidita?—pregunto escuchando solo un resoplido por parte de Lena--¿no quieres hacer cositas?—le pregunto acariciando con su dedo índice el brazo de Lena, se acerco con cautela hacia su cuello comenzando a darle pequeños besos—amor, quiero hacerte el amor—

--si sigues insistiendo te mandare a dormir a las caballerizas—respondio la pelinegra molesta—dejame dormir—

--pero mi vida, si tu tenias ganas—

--ya no tengo, vete con las cochinas donas, de hecho me darán ganas hasta que tus hijos tengan hijos—respondio la pelinegra golpeando la mano de la rubia para que dejara de acariciarla.

Despues de que Lena la amenazara con cortarle su pitillo, la rubia dejo de insistir--¿estas enojadita conmigo?—pregunto la Jarl teniendo como contestación un codazo en su abdomen—creo que si—

Al dia siguiente Kara se despertó primero notando como el rostro de su esposa se veia hermoso, el sol se reflejaba en la piel palida de su mujer, sus cabellos negros contrastaban con su rostro y sus labios rosados se veían mas que apetecibles, su erección matutina le estaba pidiendo atención, sonrio con malicia y busco los labios de su esposa dándole un pequeño beso, el cual tenia intensiones de profundizar, lo que no espero es que su mujer tomaría su miembro con fuerza y lo jalaría—auu, Len..auu...auuu—la pelinegra lo solto y Kara aprovecho para sentarse en la cama sobándoselo, la ojiverde se sento en la orilla de la cama estirándose un poco y despues se puso de pie tomando la ropa que usaría hoy--¿no me vas a dar mi beso de buenos días?—pregunto la rubia aun con sus manos en su miembro sobándolo debido al dolor.

--ve a besar a las cochinas donas—respondio la pelinegra y salió de ahí.

Korra habia tenido una fabulosa noche junto a su esposa, habia logrado que el oso mañoso se despegara un poco de ella y la habia raptado haciendole el amor toda la noche, estaba satisfecha y contenta.

Por otra parte Alex se encontraba sobre el cuerpo de su mujer agitadas y sudorosas—EMPOTRA TU ARIETE VIKINGA, Y ENTRA A MI VALHALLA—grito Sam enredando sus piernas en las caderas de Alex haciendo que se introdujera mas ella.

--ohh si, voy a tumbar esa puerta sajona—gruño Alex moviendo sus caderas de adelante hacia atrás, sonriendo al recordar el ariete de guerra, una maquinaria que consistía de un enorme tronco colgado con resistentes cadenas, con el cual rompían puertas al golpear con fuerza con el derribando enormes puertas y paredes.

Despues de unos minutos todas se dirigían hacia la mesa, vieron con asombro como por primera vez Lena se sentaba en otra silla y no en las piernas de Kara—esto es grave—susurro Diana asombrada.

--pobre—menciono en voz baja Alex, se podía ver el rostro de la JArl algo incomodo, moviéndose en su silla mientras discretamente se acomodaba su entrepierna, al parecer a alguien la habían dejado con las ganas.

JUNTAS HASTA EL VALHALLA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora