Capítulo 43: Sus Majestades, el Rey y la Reina de España

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La gente que está en el servicio de Elisabeth se concentra en arreglarme para la celebración que va a iniciar en cualquier momento, mientras que el servicio de Max se encarga de ayudarlo a él al otro lado de la habitación con su traje militar. Aunque la habitación sea enorme, en este tipo de situaciones se hace pequeña con la cantidad de gente y de equipo que trabajan para nosotros.

Por momentos me observo en el espejo y encuentro a Max que me observa a través del espejo. Nos regalamos diferentes sonrisas porque el día de hoy es muy especial, no por la visita de los españoles, sino porque es nuestro primer aniversario juntos.

En el reflejo del espejo me observo con un peinado muy formal pero hermoso que se recoge en un moño bajo para permitir que mi corona oficial se sujete firmemente a mi cabeza sin miedo a caerse. El vestido de noche azul marino deja mis hombros libres pero me cubre los brazos con diferentes detalles pequeños y la falda a pesar de todo, no es tan pesada como parece. El sash azul claro se sujeta a mi hombro derecho y a mi cadera izquierda. Se puede decir que casi estoy lista.

-Retírense.  -Max da la orden y de inmediato la gente toma sus maletas y equipos de trabajo para dejarnos solos en la habitación.

Me quedo de pie alineando la tela de la falda delantera, pero las manos de Max me envuelven las mías y deciden guiarme para que sus brazos y los míos me envuelvan la cintura mientras él se coloca detrás de mí, dejando que recargue mi espalda en su pecho. Lo observo en el espejo y contemplo nuestro reflejo por un momento.

-¿Sucede algo? -Veo los ojos de Max a través del espejo y veo una señal de preocupación.

-No, solo... pienso, nos miro. -Me giro para verlo por completo a los ojos y él sujeta mi cintura envolviéndola con sus manos. -Mi abuela decía... Que el primer año de un matrimonio es el más complicado y veo que tenía razón.

Suelta una risa ligera y yo decido hablarle sobre todos los pensamientos que pasaron por mi cabeza en el transcurso del día.

-Discutimos, peleamos, gritamos... Y me arrepiento de eso, pero creo que era necesario vivirlo para ponernos a prueba... Y llegue a la conclusión que no importo lo que pudiera suceder, nosotros salimos adelante y hasta el día de hoy sigo pensando que no me importa pensar en el hubiera... No me imagino una vida sin ti.

Sus ojos demuestran la sinceridad de mi Max, me demuestran la alegría que hay en su alma y es por ello que sonrió. Por supuesto que me encantaría estar celebrando más nuestro aniversario que ver cualquier asunto de Estado, pero espero que una vez que se termine esto, podamos escaparnos unos días al Castillo de Miramar. En ese lugar solo existimos nosotros y solo por el hecho de que es un castillo, pero hasta olvidaría que en realidad somos los emperadores de Austria.

Con su mano acaricia mi rostro de una manera tan delicada y tan suave, que me demuestra una vez más el magnífico caballero que es.

-Mi Alex... ¿Cómo te explico lo que significas para mí? -Con sus palabras me hace sensible el corazón. -Eres mi vida y mi pasión, lo que tanto ama y anhela mi corazón, eres mi única compañera, eres lo más precioso que tengo en esta vida y es por ti que existo en esta vida... Y tienes razón, hemos enfrentado diferentes problemas, pero a pesar de eso nuestro amor sigue floreciente como el primer día.

Sus palabras son vida para mi corazón y para mi alma. Ambos pensamos lo mismo cuando nos acercamos al otro para abrazarnos, un abrazo lleno de sinceridad, de paz y de tranquilidad. Justo lo que necesito para antes de la celebración de esta noche.

-El tiempo siempre es escaso para quienes lo necesitan, pero para los que aman dura para siempre. -Sus palabras son conocidas para mí, pues son del poema que anteriormente me había dicho y que para ambos significo mucho.

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