Capítulo 47: ¿Estás segura?

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Durante las últimas semanas he estado poco concentrada en el trabajo. Apenas he podido recibir las audiencias y hacer el resto de mi trabajo. Mis sentimientos y mi manera de sentirse se reflejan en mi apariencia física. Ni he podido acercarme a la corte porque no me he podido recuperar. Me exige mucho el trabajo y en estos momentos me cuesta demasiado dar mi 100%.

-Señora. -Escucho la voz de Hannah.

Me había olvidado que estaba aquí presente. Esta sentada en frente de mi escritorio pero no la veo con claridad. Toda está situación me ha generado un terrible dolor de cabeza.

-¿Me ha escuchado? -Me pregunta confundida.

Yo la observo igualmente confundida. No entiendo que sucede a mi alrededor. Pareciera que el mundo avanza sin que yo me diera cuenta.

-No, la verdad no. -Me vuelvo a sentar correctamente. -Discúlpame, Hannah. ¿Qué decías?

Ella cierra su agenda y decide despegarse de ella dejándola sobre el escritorio. Ella me observa muy seria pero a la vez preocupada. Me pregunto que pasa por su mente, aunque me parece saber lo que ya es.

-Alex. -Aunque somos amigas y es importante para mi su compañía, jamás me dice por mi nombre, lo que me extraña. -Entiendo que estés distraída y... Que extrañes a tu hermano. Pero si vieras tu aspecto físico entenderías porqué me preocupo por ti.

-Y según tú ¿Cómo me veo? -No quiero sonar agresiva, pero mi aspecto no me interesa en estos momentos.

-¿No te has visto en el espejo? Alex, todo el tiempo parece que estas desvelada, cansada, pálida, incluso se ve que has bajado de peso.

Es cierto todo lo que dice, no me voy a engañar a mí misma. La verdad, no he podido dormir muy bien porque solo pienso en Adrian, por ello me siento cansada todo el día y además de ello, mi falta de apetito ha crecido demasiado. No tengo las ganas de comer mucho y yo creo que por ello es que también me siento fatal.

-Hannah, es que no logras entenderme. -Intento expresar lo que siento. Entiendo que tanto mis amigos, mi familia y Max se han preocupado por mí. Pero siento que ellos no se ponen en mis zapatos.

-Les agradezco que se preocupen por mí, de verdad, pero ninguno de ustedes logra comprender que yo perdí uno de mis pilares... Adrian significaba para mí... Era mi motivo, mi sufrimiento, mi preocupación, yo... habría subido a ese avión por salvarlo, porque él era mi todo... Y ahora ya no lo tengo conmigo. Sé que no solo yo perdí a alguien, ¡Pero si soy la única a la que le exigen no llorar por la maldita corona que llevo sobre la cabeza!

Las lágrimas vuelven a aparecer sobre mis mejillas, he tenido que llorar en las esquinas de este palacio y tengo que ocultarme de la corte para no romper una regla más de la maldita etiqueta. Elevo el tono de mi voz. Una vez que termino, siento que me excedí con ella y por ello decido levantarme y salir de la habitación lo antes posible. Escucho que ella me sigue los pasos y me llama pero decido no detenerme.

Avanzo con fuerza cada uno de mis pasos y con el dorso de mi mano retiro las lágrimas de mi rostro. No sé a donde quiero ir, quiero esconderme y creer que todo es una pesadilla, pero conforme más ideas pasan por mi cabeza, siento que esta más cerca de explotar. Llega un momento donde me siento mal, empiezo a tener un terrible dolor de cabeza, lo que provoca que tenga que apoyar mi mano sobre la pared, por ello, no logro ver también bien el pasillo, me mareo y entiendo de inmediato que necesito ayuda porque no voy a poder seguir de pie por más tiempo, pero no logro observar a nadie cerca, así que doy un par de pasos más. Sin embargo, no llego muy lejos porque lo último que veo antes de cerrar mis ojos es que voy descendiendo hasta caer al suelo y quedar totalmente inconsciente.

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