El frío permaneciente en Bad Ischl me impedía salir a los jardines por mucho tiempo pero una persona del servicio me ha traído un abrigo que me ayudará con el clima. Felix me ha acompañado a la fuente de la entrada del edificio porque Max me ha invitado a un paseo esta tarde. Estas últimas semanas han sido increíbles, necesitaba esto para alejarme de mis actividades diarias y de mis pensamientos. Sin embargo, creo que me he metido en otros problemas o por lo menos no estoy segura.
Mi convivencia con Max me ha permitido conocer más al hombre que al emperador y ahora puedo entender por qué Sam lo aprecia mucho, es una persona más sensible de lo que demuestra y siempre ha decidido la felicidad de los que lo rodean antes que la suya. Su calidez para acogerme y hacerme sentir cómoda en la Kaiservilla combinada con la sensación de seguridad me han otorgado una tranquilidad que no tenía desde hace tiempo. Tengo miedo de volver a ceder mi corazón y de confundir mis sentimientos. Cuando estoy con él mi corazón cambia su ritmo y todo a mí alrededor pierde mi atención y mi preocupación pero cuando estoy sola no puedo evitar recordarlo, mi sentido común vuelve a tomar el control de mi cuerpo y es cuando me preocupo por lo que pueda estar sintiendo.
En varias ocasiones he aceptado las amables invitaciones de Max para diferentes actividades y como el sábado por la noche tomaremos nuestro vuelo de regreso a Seattle, él y Sam me convencieron para asistir al baile de máscaras que la Kaiservilla prepara cada año para la familia imperial y para sus allegados. Será el final de unas vacaciones más bien particulares pero sin duda alguna inolvidables.
El ruido de mi celular insistente interrumpe mis pensamientos para traerme de vuelta a la realidad. El nombre en la pantalla genera una sonrisa en mi rostro que es imposible de ocultar cuando contesto a la videollamada.
— ¡Hola, Brooke! —Saludo a la pantalla.
— ¡Alex! Me alegra mucho verte. —Mi mejor amiga del laboratorio muestra su increíble personalidad sin importar los miles de kilómetros que nos separan. —Dime, ¿Cómo te la has pasado?
—Amiga, creo que han sido las mejores vacaciones que he tenido. Te lo juro, era justo lo que necesitaba.
—Por favor, dime ¿Qué has hecho? ¿Qué has visitado? —Sus enormes ojos marrones están hambrientos por saber de mis aventuras. Si le comentara lo que mi corazón ha sentido en las últimas semanas seguramente su grito dejaría aturdidos a todos los que la puedan rodear por lo que decido guardármelo. —Mira, todos estamos aquí.
Brooke levanta el celular para observar a todos los miembros de nuestro equipo. Algunos se abrazan y se acercan a la pantalla y otros a lo lejos me envían sus saludos mientras continúan con sus actividades.
— ¡Hola chicos! —Grito emocionada mientras mi mano libre les envía saludos.
—Te extrañamos mucho, ¿Cómo has estado? —Pregunta Alfred en cuanto toma la posesión de la pantalla.
Mi cabeza hace cuentas rápidas para ver la diferencia de horarios y mi resultado termina siendo extraño.
—Yo también los extraño pero ¿Qué hacen en el laboratorio tan temprano? —Una pausa que nace en la videollamada me permite hacer nuevamente mis cuentas para asegurarme por completo. —Deben ser las 06:00 de la mañana por allá.
Sus sonrisas desaparecen de inmediato y en eso mi mejor amiga del trabajo toma las riendas y la iniciativa de la conversación.
—Sí, respecto a eso...
Su respuesta me genera inquietud pero decido no crear mis propias conclusiones.
— ¿Recuerdas que la presentación oficial de los resultados del primer semestre del año ante el Doctor Miller y los accionistas sería a tu regreso?
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The Crown
Historical FictionYo no quería una corona, una que implicaba muchos cambios y mucho sacrificio en mi vida. Esa corona no me hizo tan infeliz cuando estaba con el amor de mi vida, pero cuando regresaba a la realidad, todo era una pesadilla y a cada segundo, desde que...