Es extraño que este sea el resultado. Las pistas estaban ahí, las observé durante todo el camino. Ya lo había conocido anteriormente en las noticias o en las fotografías pero es irreal que hoy lo pueda conocer en persona.
¿De qué forma conozco al emperador de Austria? Un hombre con un gran legado familiar y político, miembro de una de las casas reales más respetadas a nivel mundial, supervivientes a los terribles sucesos de la Gran Guerra. Su familia ha vivido debajo de los reflectores durante varios años a pesar de no contar con grandes personalidades como Diana Spencer o Grace Kelly. Jamás me había cuestionado mi particular interés por la historia austriaca y poder observar en este momento a uno de sus miembros contemporáneos más importantes resulta ser irreal.
—Es un placer conocerte. —Le extiendo mi mano como señal de amabilidad pero él la observa dudoso antes de tomarla.
Quiero ser amigable por dos razones: mi mejor amiga y por el apoyo que nos ha proporcionado al dejar que nos hospedemos en su propiedad.
—Mucho gusto. —Es la respuesta que su cerebro y sus labios han podido pronunciar.
¿Cómo se supone que debo actuar? Este hombre podrá poseer un título imponente y apellidos que lo respalden pero no deja de ser una persona que bien podría vivir al lado de mi casa o que podría trabajar incluso conmigo. Lo único que lo hace diferente es su familia y la posición que ocupa dentro de ella.
— ¿Estás molesta? —Pregunta Sam al esperar por mucho tiempo una respuesta de mi parte. — ¿Crees que debí contarte todo antes?
—No, no estoy molesta. —Solo me habría gustado estar prevenida. —Entiendo por qué lo hiciste pero no habría sido necesario ocultarlo.
—Bueno, habrías creído en mi si te lo hubiera contado.
—Considerando que solo creo en los hechos y no en las palabras, posiblemente.
—No quiero que se sienta incómoda, Alexandra. —Interviene Maximilian. —Por favor, no se moleste con Samantha por algo que yo le solicité.
El paso que da para acercarse a mí me permite visualizar con mayor detalle sus ojos pero no logran compartir nada más que timidez lo que termina por extrañarme. Mi entrecejo ligeramente arrugado expresan mi confusión por lo que sus labios se separan para emitir una explicación que, aparentemente, es complicada.
—Es difícil saber rodearse de las personas correctas. Cuando la gente me conoce puede ser muy amable o muy invasiva en casos extremos. —Me doy cuenta muy tarde que ambos hemos empezado un juego de miradas intentando analizar la reacción del otro. — ¿Cómo puedo ser yo sí las personas no se muestran cómo son en realidad?
《¿Cómo puedo ser yo?》 Por lo general, todo lo reservo para mí, tanto lo bueno como lo malo, porque tengo miedo de entregar demás a las personas incorrectas. Me lastima demasiado cuando me decepciona aquella persona en la que deposité mi confianza.
—Personalmente, pienso en eso la mayor parte del tiempo. Por esa razón cuando visito la Kaiservilla o el Castillo de Miramar me gusta ver las cosas de manera diferente, actuar de manera diferente. No puedo olvidarme de mi papel con mi país y mi familia, pero puedo darme lo que yo necesito, libertad.
Su última palabra se ha combinado con una ligera sonrisa que me hace pensar en lo represivo que puede llegar a ser este hombre por ocultar sus verdaderos sentimientos ante el mundo, puede que inclusive ante sí mismo para no verse dominado por ellos.
—No me hicieron sentir incómoda. —Respondo como un intento de volver a ver una sonrisa aunque sea pequeña en sus labios. —También me da miedo no saber quiénes se encuentran a mí alrededor.
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The Crown
Historical FictionYo no quería una corona, una que implicaba muchos cambios y mucho sacrificio en mi vida. Esa corona no me hizo tan infeliz cuando estaba con el amor de mi vida, pero cuando regresaba a la realidad, todo era una pesadilla y a cada segundo, desde que...