Capítulo 17: El Baile

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No puedo creer en donde estoy, en donde me encuentro. Estoy en la entrada del palacio de Schönbrunn. El edificio no aparenta su edad, durante varios siglos han vivido varias figuras conocidas del mundo. Los antepasados de Max han vivido ahí por varias generaciones. La historia de su familia está detrás de esas puertas y yo tendré que aprendérmela con lujo de detalles por completo, como si hubiera estado presente en todos esos momentos.

-Disculpen, por aquí por favor. -Unos hombres nos guían por la entrada.

Cuando salimos del hotel, un auto negro nos estaba esperando. En las puertas mostraba el escudo de la Casa de los Habsburgo-Lorena y el escudo personal de Max. En la parte trasera llevaba una bandera pequeña de la nación.

Desde que llegamos a Austria el día de ayer, las celebraciones ya habían iniciado. Todos los austriacos han comenzado a celebrar, las calles de la ciudad celebraban el cumpleaños del emperador. Nuestro taxi tardó en llevarnos al hotel porque la gente ha empezado a cerrar calles y a celebrar en nombre de Max. Se escuchaban muchos gritos de persona que pedían una larga vida para Max, otros que se casara y otros para que pudiera dejar un heredero para Austria. Todavía en pleno siglo XXI se escucha alabar a la familia austriaca a pesar de que muchos países consideran arcaica la idea de una monarquía. Pero la familia de Max era una prueba viviente de que se podía sobrevivir a cualquier obstáculo.

Cuando Europa y todo el mundo temblaba por la Gran Guerra, las revoluciones azotaron a la mayoría de los países. Los ancestros de Max que pertenecían a otras casas reales fueron ejecutados y desterrados. Su abuelo corrió con suerte y con sabiduría. Si, dejó ir Hungría, casi la mitad de su imperio, pero era eso o que se viniera abajo por completo y que reclamarán su cabeza y la de toda su familia.

Al momento de cruzar las puertas que separaban al palacio del exterior pude ver los enormes jardines iluminados por pequeñas luces. El edificio está cubierto por luces que forman el nombre de Max y su escudo personal. A pesar de oír gente gritando y celebrando, hay música que recibe a los invitados y no me tardo en reconocerla. El himno personal de Max que hace una demostración a los invitados de la persona a quien están celebrando. Creo que ha sido bastante claro desde que llegamos.

 Creo que ha sido bastante claro desde que llegamos

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Subimos por unas escaleras. Matthew nos escolta a Samantha y a mí mientras que un hombre va delante de nosotros y otro detrás. Llevan uniformes rojos, sus pantalones son blancos y sus botas negras tan bien pulidas y limpias que en ellas se reflejan las luces que iluminan la residencia imperial. En sus cinturones negros les cuelga una espada que se encuentra protegida. Me imagino que por mucho que cuiden la seguridad estando varias personas presentes, ya nos habrán investigado a todos.

-Solo haz lo que te digamos. -Me advierte Matthew. -Nosotros ya hemos estado aquí pero está será tu primera vez y la que más importe porque después analizaran como te comportaste durante toda la noche.

-Mientras estés en la fiesta no hagas una tontería, porque una vez que sepan en quien eres y en que te convertirás, vigilaran todos tus movimientos. -Me dice Sam.

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