—Me gusta cómo te ves con ese vestido. Luces hermosas.
Tengo que admitirlo, me equivoqué. Una de las cosas que nos une a ambas a pesar de tener personalidades tan diferentes es que nos gusta luchar por lo que queremos y trabajamos muy duro para conseguirlo. Ella lo ha logrado ya decir verdad, me ha encantado su elección.
El vestido rosa está cubierto de encaje con flores y hojas blancas y cafés desde las mangas que llegan a mis codos hasta un poco debajo de la rodilla mientras que el cinturón logra ajustarse a mi cuerpo de una manera perfecta sin afectar mi espalda que está casi descubierta. sin llegar a ser informal o vulgar.
—Consideréalo un regalo de mi parte. —Menciona Sam, lo que causa de inmediata mi sorpresa y hace que retire mi mirada del espejo.
—No, por favor. Deja que te pague el vestido.
-No. —Es firme con su voz y su mirada. —Te lo regalo y no está a discusión.
La observación de pies a cabeza. Su vestido azul con bordados en el pecho adornado con sus rizos rubios demuestra lo hermosa que es además de generosa. Le regalo un abrazo profundo que intenta demostrar lo importante y especial que es para mí.
—Sabes, no te comente esto antes. —Se despega de mi lado y juntas tomamos asiento en la orilla de la cama con nuestras manos entrelazadas. —Tengo miedo por cómo pueda resultar pero... Quiero pedirte que me acompañes a una sesión fotográfica que voy a tener en cuánto regresamos a Seattle. Steven Meisel está buscando nuevos modelos para la próxima campaña de Vogue y Hayley me ha conseguido una sesión.
No conozco al fotógrafo que ha mencionado a Sam pero considerando que las palabras "sesión fotográfica", "nuevos modelos" y "próxima campaña" entraron en la misma oración entonces no dudo en otorgarle mi apoyo absoluto y toda mi alegría. Ella ha estado buscando su oportunidad por muchos años y que deseo intentarlo una y otra vez a pesar de los rechazos me hace querer admirarla demasiado porque ella lidia mejor con las críticas de la gente que yo.
—Estoy segura que lo lograrás y no te preocupes que yo estará ahí para apoyarte y darte todos los ánimos del mundo.
—Muchas gracias, Alex. —Nos envolvemos en un abrazo lleno de fuerza y seguridad que ambos disfrutamos.
De acuerdo al reloj que cuelga en una de las paredes de la habitación debemos ir a la recepción junto con todo nuestro equipaje para marcar nuestra salida, donde no tardamos mucho. Para mi sorpresa no fue necesario esperar porque en cuanto salimos del edificio el personal del hotel siguió las instrucciones de un hombre que descendió de una unidad, precisamente una camioneta negra de gran tamaño.
El conductor nos abre la puerta del vehículo y realiza un intercambio de palabras alemanas con Sam antes de ofrecerle su mano para subir. Me siento incomoda al subir al vehículo después de mi amiga porque no logro comprender la continuación de su conversación. Sus expresiones corporales no logran darme pistas y la gravedad del sujeto resulta intimidante hasta un cierto punto.
En cuestión de minutos recorreremos un camino a través de árboles verdes de gran tamaño. Dejamos atrás diferentes edificios con fachada similar pero lo que me genera más dudas es ver a soldados en diferentes recorridos o puntos del camino.
Mi mirada continúa con el asombro cuando observa una fuente de gran tamaño delante de un edificio más grande que los anteriores. Su fachada totalmente cuidada con balcones, columnas y ventanas arcaicas me hace sentir que estoy en otra época. Mis ojos encuentran más soldados en ambos pisos del edificio. Es cautivante hasta cierto punto de olvidarme de la conversación de Sam con el conductor.
—Alex, hemos llegado.
Me extraña el tiempo de viaje que ha sido en realidad. Cuando intento salir del auto veo el guante blanco que me ofrece un hombre uniformado de edad avanzada para descender del vehículo. Espero a que Sam descienda junto conmigo y cuando la tengo a mi lado observa con mayor detalle el edificio de gran tamaño. Definitivamente no era lo que esperaba.
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The Crown
Ficción históricaYo no quería una corona, una que implicaba muchos cambios y mucho sacrificio en mi vida. Esa corona no me hizo tan infeliz cuando estaba con el amor de mi vida, pero cuando regresaba a la realidad, todo era una pesadilla y a cada segundo, desde que...