✅Capítulo 9: Mi pasado y mi futuro✅

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Mi cabeza quiere dedicar un momento a inundarse en los recuerdos de los últimos días. Nuestras videollamadas y mensajes ahora forman parte de nuestras vidas cotidianas y me hacen desear las noches para verlo a la distancia. Al principio fue difícil y no quería reconocerlo, pero ahora habría deseado completar mis vacaciones, ahora no puedo ocultarme que me habría gustado seguir disfrutando de las maravillas que Austria tenía para ofrecerme. Habría deseado estar más tiempo con él.

No quería reconocerlo al principio pero no podía seguir negando que mi corazón se acelera en cuanto terminamos nuestras llamadas o que me emociono con la simple idea de tenerlo en mente. Mis sentimientos por Max fueron más notorios cuando Alison me hizo un comentario en el laboratorio. Al parecer todos se habían dado cuenta que estaba ilusionándome con alguien antes que yo.

Sin embargo, siempre que estoy por las nubes imaginando lo fácil y especial que sería todo si Max no fuera emperador me hacen recordar la realidad y mi emoción se descarga por completo. Se me ha hecho costumbre en las noches pensar lo especial que esto se está convirtiendo para nosotros y lo que estaría dispuesta a hacer para que nuestro barco siga a flote contra viento y marea; y otras solo pienso en saltar por la borda antes de que esto se convierta en una locura de la que no pueda retroceder. Quiero escuchar lo que dicen mis sentimientos pero me asusta su mundo.

No recordaba lo vulnerable que me podía llegar a sentir con tantas ideas y sentimientos naciendo dentro de mí. El año pasado resultó ser el mejor de mi vida a base de una gran mentira y no quiero decepcionarme de nuevo. Creía que con Philip estaba tomando muchos riesgos pero ahora veo que el verdadero riesgo lo estoy tomando con Max. En cuanto regrese de Austria he decidido mantenerme al tanto de las noticias que rodean su imperio y su palacio. Puedo ver que su popularidad se ha mantenido constante en las encuestas a lo largo de los años que lleva gobernando. Los austriacos lo consideran un hombre serio, de pocas palabras y contundente para los asuntos de estado de acuerdo a los encabezados nacionales. Leer todos los artículos políticos que giran a su alrededor contrasta con el Maximilian que he podido conocer en estos últimos meses y si me tocara escribir un artículo con respecto al tema sería diferente. Nunca había conocido a alguien que tuviera la fuerza para anteponer el bienestar de los demás sobre los deseos personales. Es un tipo de valentía tan fascinante y al mismo tiempo inigualable. Su interés y sus acciones diarias lo demuestran. Los austriacos creen que Maximilian se preparó con determinación para el papel con el que nació. Sin embargo, desconocen que en su interior vive un hombre con sueños frustrados y voz silenciada. No cualquier persona estaría dispuesta a olvidarse de sí mismo para dedicar su vida entera a los demás y creo que esa es una de las razones por las cuales lo admiro y lo quiero.

Mi estómago y mi paladar comienzan a ser molestos. Sin embargo, no puedo desconcentrarme o perderé de vista letras que alteren mi secuencia completa. Mi trabajo en la computadora me ha secuestrado por completo y solo espero que los plásmidos recombinantes resulten exitosos.

Brooke se acerca a la pantalla de mi computadora pero mis ojos se concentran en las mismas cuatro letras. Me informa que ya me mandaron llamar para la junta con los directores y accionistas, la cual comenzará en poco tiempo. Por suerte, podré despegar mis ojos de la pantalla para dejarlos descansar.

Mientras intento arreglarme un poco para estar más presentable designó a Brooke para que continúe con el análisis de la secuencia. No me concentro en observarla pero mi cabeza se hace una idea de su rostro frustrado y antes de marcharme la escucho decir que ella y Alfred me esperarán para que yo pueda invitarles las cervezas de celebración. Si hay algo que me gustaría tener de ella sería su optimismo por los buenos resultados.

Al salir me dirijo hacia el elevador que me llevará al noveno piso exclusivo para las juntas. Intento controlar mis nervios distrayéndome con estúpidas ideas que llegan como relámpago a mi cabeza. Sin embargo, al abrirse las puertas siento como las palmas de mis manos comienzan a sudar y se me cierra la garganta. Ahora es imposible que pueda estar tranquila, me tocará subir al piso de juntas junto con Philip por lo que obligo a mi cabeza a mantenerse en sus cinco sentidos aunque mi cuerpo haya decidido delatar la intimidación que él causa en mí.

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