Cada vez estamos a menos y menos tiempo para mi partida a Austria. Todo ha sido un caos pero incluso yo puedo notar los cambios que me han surgido desde que empecé a prepararme para el papel de Emperatriz. Sin duda alguna ha sido muy complicado y sé que todavía me falta mucho por hacer y por aprender, pero creo que voy por el buen camino.
Todos ya empezamos a prepararnos para nuestra partida que es en un mes. Elizabeth y su equipo están como locos terminando el vestido de novia y los vestidos de algunas mujeres que especialmente se los van a preparar, incluida mi madre, por supuesto. No puedo creer que ocho meses han pasado desde el anuncio, para mí han sido los más largos de mi vida porque solo he podido ver a Max en un par de ocasiones que me ha podido visitar de manera oficial, él y su madre. Todos a mi alrededor dicen que les ha parecido en realidad bien rápido el tiempo aunque yo diga lo contrario.
En la planta superior de mi casa me adoptaron una oficina donde mis maestros me daban las clases que necesitaba como requisito. Realmente ha sido el lugar donde más tiempo he estado en estos últimos meses y cuando me siento encerrada bajo a conversar con Hannah, quien no deja a un lado su agenda y toda la lista de pendientes que tengo que realizar, o Elizabeth, quien ha hecho un trabajo estupendo con mi vestido de novia ¡Me encanta!
Desde joven tuve la ilusión de casarme y formar una familia, pero como mi prometido es de una familia distinguida, por supuesto que el vestido de la novia es un elemento muy importante para la historia y no se permiten vulgaridades en la familia imperial. Tenía miedo de que no me fuera a gustar por el hecho de ser diferente a lo que a mi en lo personal me hubiera gustado, pero debo admitir que Elizabeth se lució. Solo los presentes en la casa, Sam, Matthew, Adrian y mi madre saben como se me ve el vestido y todos coinciden que ha sido un éxito para Elizabeth. Me siento cómoda e increíble con él. Esperaba tener eso porque no solo se trata del vestido con el que me voy a casar sino que también lo voy a usar para la coronación. Terminando la ceremonia, me van a coronar como Emperatriz consorte y después nos permitirán salir de la iglesia y nos presentaran (o más bien a mí) como los Emperadores.
Hannah entra a mi habitación y yo me dedico a dejar los libros que estoy revisando para prestarle atención.
-Hola, Alex. -Cierra la puerta para que nadie la oiga llamarme por mi nombre y se acerca a mi escritorio. Por supuesto que de su brazo no ha desaparecido su estorbosa agenda. -Llegó un enviado del palacio para verte especialmente. Dice que viene para que firmes el contrato prenupcial.
《¡El contrato! ¡Por Dios, lo había olvidado!》A pesar de que Hannah siempre esta conmigo para recordarme todo lo que voy a hacer en el día, se me había pasado por completo el tener que recibir a este señor para el contrato. Hace unas noches, hablaba con Max y me aseguro que lo de mi nacionalidad prácticamente ya está resuelto. Tendré que dejar a un lado mi doble nacionalidad que tenía, pero eso no significa que siga siendo tanto de aquí como de México. Si es algo que me he jurado conservar es el no olvidarme de mis raíces mexicanas.
-Se me había olvidado, pero dile que pase Hannah, por favor.
Ella asiente la cabeza y se marcha de la habitación cerrando la puerta solo unos segundos. Yo aprovecho para hacer a un lado mis libros y mis notas para tener tiempo de poder revisar el documento.
Hannah vuelve a ingresar a la habitación y alcanzó a visualizar la presencia de una tercera persona, por ello debe de actuar de manera formal ante los ojos de él.
-El señor Löger, Lady Alexandra.
Hannah se hace a un lado para que el señor quien es mayor de edad ingrese a la habitación. Yo me pongo de pie y me aliso el vestido. Mi postura es diferente a la de hace unos meses porque ahora tengo la espalda recta, los pies juntos, la barbilla en alto sin parecer que estoy abusando de poder y la mirada sin emociones. Si hay algo que me enseñaron desde el primer día, fue que al momento de recibir a una persona en privado es necesario que él o ella no sea capaz de leerte con la mirada para que tu domines la conversación.
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The Crown
Ficción históricaYo no quería una corona, una que implicaba muchos cambios y mucho sacrificio en mi vida. Esa corona no me hizo tan infeliz cuando estaba con el amor de mi vida, pero cuando regresaba a la realidad, todo era una pesadilla y a cada segundo, desde que...