CAPÍTULO 17

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— Pero mira, me han dejado sola — Al despertar veo hacia todos lados y no encuentro ni a un mosquito rondando.

Creo que dormí demás.

Las chicas se han levantado y no me han llamado. Ni Zedd.

Me levanto, voy al baño, lavo mi rostro, mis dientes y voy por mi cambio de ropa. Me coloco un vestido ligero y fresco para pasar el día. No haremos nada en especial así que solo iré directo a la cocina con Rosé. Tengo un hambre del diablo, así que voy con prisa al salir de la habitación.

Para mí mala suerte tropiezo con alguien cuando me vuelvo después de cerrar la puerta.

— Debería dejar de hacer éstas cosas — Susurro para mí, y alzó un poco el rostro para encontrarme con el de Madani — Ah, pero si eres tú — Me alejo de inmediato — Si hubiese sabido que serías tú el que se atravesaría, habría ido con más fuerza.

Él me ve de mala manera y parece como si quisiera lanzarme desde ese pasillo hacia el piso de abajo.

— Tú... — Comienza.

— No, no. No voy a escucharte, tengo algo mucho más importante que hacer —  Me dirijo a las escaleras con rapidez y comienzo a bajar.

—Me gustaría saber quién demonios te crees tú para hablar, ir y venir como se te da la gana — No sé en qué momento llegó a mi lado.

— No me creo nadie especial — Suelto con aburrimiento.

«¡Falso! Si yo quiero creer que soy el jodido tesoro más codiciado del planeta, lo hago y punto, pero decirle eso a éste idiota equivale a buscarle la lengua, y siendo sincera, es algo que no deseo. Tengo hambre. »

— Yo creo que piensas algo diferente — Comenta.

— Tú puedes creer lo que te dé la gana, a mi ni me interesa — Continúo bajando con prisa sin prestarle mucha atención.

Llego abajo y voy directo al pasillo que da a la gran cocina real.

— No me sigas — Sé que viene detrás de mi.

— No te estoy siguiendo.

— Si, como no — Volteo los ojos aunque sé que no me está viendo directamente a la cara.

Doy rápidamente con la cocina y me encuentro con Rosé. Corro a darle un abrazo.

— Rosé, dime que me has guardado aunque sea un solo paqueque, vengo casi desmayada del hambre — Ella da varias palmaditas en mi espalda y luego me suelta.

— ¿Pero cómo no vendrías así? parece que has corrido hasta aquí — Comenta sonriente.

— Es que tenía hambre y también he sido perseguida.

— ¿Perseguida? — Pregunta Aaliyah.

Señalo a la entrada de la cocina. No sé por qué aún sigue allí.

— Oh, Señor Madani, no le había visto —  Rosé lo saluda con una reverencia.

— ¿Por qué sigues aquí? — Lo miro con los ojos entrecerrados — Pensé que habías dicho que no me estabas siguiendo.

— Y no fué así. Yo también venía aquí — Dice con algo de seriedad.

— Mentiroso — Murmuro.

— ¿Qué has dicho? — Levanta una ceja viendo en mi dirección. Yo le saco la lengua tal como lo haría un niño y noto que eso parece molestarle aún más.

Decido no seguir la corriente y me vuelvo hacia Rosé tomando sus manos y haciéndole ojitos.

— Entonces ¿Si has guardado algo para mí?

¿Quién es Rashid? ✓[Completada. SIN EDITAR.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora