CAPÍTULO 28

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Estoy a punto de pasar de regreso a la habitación de Rashid cuando siento un pinchazo desagrable en uno de mis brazos.

— ¿ Pero...qué? — Me giro y veo a Alí. De inmediato me comienzo a sentir horriblemente mareada y mi vista se nubla por completo.

« ¡Mierda! »

Lo último que veo en ese momento antes de desmayarme, es una sonrisa ladina perfectamente plasmada en su rostro.

Allí me doy cuenta de que... Estoy totalmente jodida.
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No sé cuánto tiempo ha pasado.

Cuando recobro la consciencia me siento realmente mal. Estoy mareada, las náuseas están atrapadas en mi garganta, me duele la cabeza y mis brazos.

« ¿Dónde carajos estoy?»

Me cuesta enfocar mi vista y cuando logro hacerlo del todo me encuentro sola en una gran habitación que parece haber sido desalojada.

Llevo mi mirada a mis muñecas, las cuales se encuentran encadenadas a una de las paredes. Estoy sentada en el suelo, lo único que tengo atado son las muñecas. Me levanto con cuidado de no caer en el camino. Intento zafarme de las cadenas, pero no tengo la suficiente fuerza como para lograr hacerlo.

De pronto escucho voces tras la puerta. Luego ésta es abierta. Allí es donde veo entrar a Alí y los otros dos miembros del consejo que siempre le siguen.

—¿Ya decidiste despertar? — Es la pregunta de Alí hacia mí. Llega con rapidez hasta mi e intenta tocar mi rostro.

— No te me acerques — Digo a la defensiva.

— ¿Y qué si lo hago? ¿Vas a defenderte? — De momento, y sin verlo venir, estampa una de sus grandes manos contra mi rostro, haciéndolo girar enseguida hacia un lado. Mi sorpresa y mi rabia han sido instantáneas. Regreso mi mirada y lo miro como si quisiera estrangularle. Siento mi labio arder y la molestia de mi mejilla interna lastimada. El sabor metálico de la sangre se mezcla con mi saliva haciendo que mi estómago se revuelva, pero intento contener las náuseas — Malnacida mujer.

Yo escupo la sangre que se ha almacenado en mi boca mientras lo veo y tomo una inhalación profunda.

— ¿Por qué me has traído aquí?

— ¿Ya se acabó tu teatro de ser una mujer respetuosa o siempre fué falsa?

— Pensé que no eras tan estúpido y que te habías dado cuenta — Replico con suficiencia — Veo que no eres tan inteligente después de todo.

— Así que ésta es tu verdadera personalidad — Frota su barbilla y me ve con interés — No me veas como si quisieras asesinarme. No podrías. Allí atada no puedes hacerme daño.

Por alguna razón me río. Una risa escalofriantemente tétrica proviniendo de mí.

— ¿Te intimida una humana indefensa, Alí? — Me carcajeo — ¿Eres así de cobarde?

Da un golpe en mi dirección, pero ésta vez no me ha tomado desprevenida, estoy un poco más enfocada. Por lo tanto el golpe ha ido a parar sobre la pared detrás de mí, haciendo que se agriete un poco.

— Cállate.

— Pero mira. Eres tan débil que ni quiera has podido hacer un hueco en la pared. Ahora entiendo porque me tienes encadenada, a mi. Una humana.

— No. Tú no eres una simple huma. Eres la culpable de que todos mis planes se estén yendo a la basura — Toma mi largo cabello entre sus manos y lo jala con fuerza — Jamal cometió un grave error al traerte aquella vez, pero ya ha pagado por ello.

¿Quién es Rashid? ✓[Completada. SIN EDITAR.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora