CAPÍTULO 2

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Mi despertar es brusco. No soy alguien que suela estar desorientada al levantarse. Y  es obvio que estoy consciente de lo que han hecho conmigo.

Me han secuestrado.

De la mierda.

¡Me han secuestrado!

Lanzo varios golpes al aire y siento cómo en el camino alguien recibe uno de mis puñetazos. Ésta persona cae al suelo e imediatamente yo me levanto de donde sea que haya estado recostada durante mi inconsciencia.

— Al primero que se me acerque, le reviento el pescuezo — advierto en posición de defensa.

- ¡Oh Dios, Zedd! ¿Estás bien? - Exclama alterada la voz de una mujer.

- ¡Pero que salvaje!

Estoy totalmente en estado de alerta. Pero rápidamente llevo mi vista con recelo al lugar de donde provienen esas voces.

Me detengo unos segundos a observar con un poco más de detenimiento dónde me encuentro.

Estoy en una inmensa habitación llena de cosas brillantes, algunos muebles e incluso camas grandes y espaciosas.

«¿Qué diablos? ¿Dónde demonios estoy?»

Escucho algunos murmullos y es ahí cuando regreso mi mirada a la dirección que me tenía propuesta.

Es justo en ese momento que noto a un chico tirado en el suelo con una mano en el rostro y dos chicas lo revisan mientras que otras tres restantes me ven como si fuese una loca que ha escapado del manicomio.

Puedo entenderlas.

En éste preciso instante me siento como una completa loca. Aún mi respiración está agitada por mi reacción al despertar. También estoy descalza y estoy segura de que mi rostro refleja la confusión y el estado en el que me encuentro.

Veo que el chico se levanta con agilidad y gracia. Me mira y se acerca unos cuantos pasos, lo cuales yo retrocedo.

- Tranquila, no voy a hacerte daño - Habla en un inglés totalmente perfecto.

Otra cosa que noto es que, al principio, él había hablado en árabe y las chicas que están aquí también lo hicieron.

« Ya valió, los hombres que me secuestraron parecían árabes. Esto quiere decir que aún estoy con ellos, ésta es su gente. Vaya, mierda. Lo siento mamá, lo siento papá. »

No debí haber cometido semejante estupidez al salir a escondidas a ese bar-club.

Me disculpo internamente, porque estoy segura de que mi papá ya debe saber lo que ha sucedido y debe estar moviendo cielo, mar y tierra para encontrarme.

Y también sé que, muy en el fondo... Mamá y él deben estar decepcionados de mi.

Ahora éstas son las consecuencias que estoy pagando.

- Definitivamente golpeas muy fuerte ¿Dónde aprendiste a defenderte así de feroz? - La voz del chico frente a mi me saca de mis pensamientos de arrepentimiento y vuelvo a la realidad.

- No te me acerques - Advierto - De lo contrario no tendré más opción que defenderme.

Él se detiene de golpe y levanta los manos al aire.

- Oh, vamos. He dicho que no te haré nada - Asegura - Todo está bien. Ellos solo te han traído aquí y te dejaron al cargo de las chicas. Ellas no sabían el porqué de toda ésta situación y buscaron mi ayuda - Toma una de sus mejillas y hace un puchero - Aunque creo que el que ahora necesita ayuda soy yo - Me ve con algo de molestia - No quiero imaginar como hubieses dejado el hermoso rostro de alguna de mis chicas si en mi lugar una de ellas hubiese sido la que recibiese ese golpe - Continúa hablando y suelta un suspiro pesado - ¡Dios¡ mi hermoso rostro acaba de ser golpeado. No te lo voy a perdonar.

¿Quién es Rashid? ✓[Completada. SIN EDITAR.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora