— Los chicos no están, Zedd. ¿Y ahora qué hacemos?
Veo a mi querido amigo y consejero real sentado al otro lado en el mueble individual. Estamos en unos de los salones de Palacio.
— Yo la verdad que no sé. Tienes tiempo libre por ahora, podemos salir de paseo. Puedes visitar a tus padres o las chicas. Puedes hacer una fiesta. Hay tantas cosas que puedes hacer mientras el Rey está ocupado.
Choco mis palmas, provocando que Zedd salte sobre su asiento y me vea con el ceño fruncido.
— ¡Ese es mi problema! — lo señalo.
— ¿Cuál?
— Rashid.
— ¿Por qué?
— ¡Lleva semanas ocupado, Zedd! —me quejo y me arrastro sobre el mueble de la manera menos elegante posible—. Voy a morir del aburrimiento. A penas lo veo.
— Entonces no estás aburrida, porque no sabes qué hacer. Lo que quieres es pasar tiempo con Su Majestad.
— Probablemente. Además, pronto será nuestro aniversario — digo en la misma posición.
— Ay, por favor. Siéntate bien. Me perturba la vista verte sentada así.
— No quiero. Me voy a quedar así todo el tiempo que sea necesario hasta que el Rey se digne a tener tiempo libre.
— Él no está jugando, Majestad.
— ¡Lo sé! —repondo—. Pero hay límites, Zedd. Pero es que es tan obstinado. Hace largo rato habría terminado sus reuniones con los Clanes y las personas con las que estaba haciendo negocios. Pero no, él quiere todo a la perfección.
— Ustedes son tal para cuál.
— ¡Eh! Claro que no— señalo sentándome bien sobre el mueble—. Yo no me levantaría a las 5 am para ir a las reuniones de los Clanes. O no dejaría pasar la cena por terminar de firmar documentos.
— Tienes razón.
— Debería ir arriba, ya es tarde— digo al ver la hora en el reloj dentro del salón.
— Vaya. El tiempo pasa volando. Yo debería ir a dormir. Mañana tengo la agenda apretada. Debo arreglar los preparativos de tu próximo desfile y también posponer tus citas con vários entrevistadores. Además, tengo una visita pendiente con Jasmine.
— Eso es bastante trabajo por hacer. Deberías haber estado durmiendo desde hace largo rato.
— Que va. No me arrepiento. Esos pastelillos y ese té que has hecho te han quedado de maravilla— dice levantándose del mueble —.Y los chismes de éstos días también estuvieron buenos— añade y se ríe.
— Zedd, por favor. No son chismes. Son acontecimientos interesantes que se tienen que sacar a ruedo— respondo y me río también mientras él se carcajea un poco más fuerte por unos segundos— Ay, ya. Vámonos de aquí.
— Si, si.
Cada uno toma caminos diferentes al salir del salón. A mí me toca ir más lejos, ya que mi habitación junto a Rashid está más alejada de todos.
— Estaré allí a la 7 am. Sí. Hasta mañana. Igualmente a usted, señor Hamura.
Al pasar a la inmensa habitación, escucho a Rashid hablando por teléfono. Su japonés ha sonado impecable.
Noto que él no lleva camisa, solo pantalones deportivos sueltos de color negro. Está descalzo y su cabello rubio está ligeramente húmedo. Supongo que se acaba de bañar. Miro los músculos de su espalda marcarse con cada uno de sus movimientos y su trasero se ve tan bien con ese pantalón, que me dan ganas de tocarlo.
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¿Quién es Rashid? ✓[Completada. SIN EDITAR.]
RomanceRuelle. Una chica que se permite el lujo de vivir su vida al máximo. Una chica que no se permite los límites. Una diva por excelencia, con un carácter fuerte y un corazón noble y bondadoso. Ella siendo solo ella, transmitiendo luz y brillo a cada lu...