CAPÍTULO 22

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El primer día después de lo sucedido con Rashid, no lo ví.

Supe del médico real, quien se comunicó conmigo personalmente para disculparse por su forma de actuar, que Rashid se negó rotundamente a ser sedado.

Amir me tiene un ojo encima. Y se ha quedado callado sobre mi procedencia, porque Rashid habló con él y Madani también.

Dos días después, ví a Rashid pasar a las escaleras que dirigen hacia arriba, seguramente iba a su oficina. Pude notar que Khaia iba detrás de él. Ella iba a hablándole de algo.

- ¿Qué significa ésto? - Zedd se asomó a un lado de mí. Estábamos ensayando en el salón del harem - Ésto me molesta muchísimo ¿Ok?

- Se nota - Toqué el centro de su ceño fruncido y me reí de su expresión - Mejor vamos a continuar.

Aún el cumpleaños de Serafine seguía en pie. Nada se había cancelado.

- ¿Acaso no te molesta?

- No le voy a dar importancia a cosas sin sentido, Zedd. No me importa lo que él haga.

« Falso.»

- Ésto ya se jodió - Lo oí murmurar y regresar dentro de la habitación con las demás chicas, yo hice lo mismo.
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Un día antes del cumpleaños de Serafine fuí a la oficina de Rashid.

Me encaminé por el extenso pasillo vacío y silencioso. Llegué hasta la bonita puerta y me percaté de que se encontraba abierta. Mi sorpresa no fué la de ver aquella oficina con la puerta de abierta, no, esa no fue la razón que me ha dejado pasmada e inmóvil a medio camino de la entrada completa a dicho lugar.

No pude evitar sentirme extraña, incómoda y a la misma vez algo molesta.

No mentiré al decir que no me entraron ganas de golpear a alguien, porque era más que obvio para mí que lo primero que sentí en mi interior fueron unos celos.

Nunca en mi vida había sentido esa especie de celos, nada que se le pareciese.

Realmente por mi mente nunca pasó la posibilidad de toparme con Khaia besando al príncipe de cabello rubio y ojos rasgados color rubí.

Egoísta y posesivamente en mi mente lo primero que llegó a mí fué: ... Él es mío.

Khaia estaba frente a Rashid, él estaba sentado en su cómoda silla detrás del imponente escritorio. Ella estaba inclinada sobre el príncipe allí dentro y sus pequeñas manos estaban sobre sus anchos hombros.

Se notaba que lo había hecho como un impulso y lo dejó en blanco, él estaba sorprendido, en su expresión se notaba toda su confusión, pero aún así no la alejó, no tan rápido como yo hubiese deseado.

La casualidad de que esa puerta se encontrara de par en par, solo me hizo imaginar una cosa: Fué dejada así a propósito.

Pero, claro, también cabía la posibilidad de que como todo haya sido un impulso, ésta se quedó abierta.

En fin, el asunto era que...

Mi mente se sentía como si hubiese dejado de funcionar por unos segundos que me parecieron eternos.

Yo solo me quedé plantada allí observando esa escena que me resultaba desagradable y traicionera, sí, de esa manera se sentía.

Mi cerebro pareció retomar su función cuando Rashid alejó a Khaia bruscamente, luego se dió cuenta de mi presencia allí.

Su mirada pareció asustada de pronto cuando se topó con la mía.

Yo en cambio, parpadeé varias veces y busqué mi voz con rapidez.

¿Quién es Rashid? ✓[Completada. SIN EDITAR.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora