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—Es la adrenalina nena —dice—, lo hiciste asombrosamente bien, como
siempre. Me sorprendes. Nunca me decepcionas. —Toca mi mejilla
cariñosamente con la parte de atrás de su mano, su rostro lleno de amor, miedo, arrepentimiento, muchas emociones en una, y sus palabras son mi perdición.

Abrumada, un estrangulado sollozo escapa de mi apretada garganta,
empiezo a llorar.

—No, nena, no. Por favor no llores. —Se acerca y, a pesar del limitado espacio entre nosotras, me pasa sobre el freno de mano para acunarme en su regazo.

Alejando mi cabello de mi rostro, me besa en los ojos, luego en
las mejillas, y envuelvo mis brazos alrededor de ella y sollozo en silencio en su cuello. Hunde su nariz en mi cabello y me toma en sus brazos, sosteniéndome con fuerza y luego nos sentamos, ninguno de las dos dice
nada, sólo nos sostenemos.

La voz de luke nos sobresalta a ambos.

—El sospechoso ha reducido su velocidad fuera de la Escala.

Está tomando la unión.

—Síguelo —espeta Vanesa.

Limpio mi nariz con la parte de atrás de mi mano y tomo un estabilizante respiro profundo.

—Usa mi camiseta. —Vanesa besa mi sien.

—Lo siento —murmuro, apenada por estar llorando.

—¿Por qué? No lo hagas.

Limpio de nuevo mi nariz. Alza mi barbilla y pone un suave beso en mis labios.

—Tus labios son tan suaves cuando lloras, mi hermosa y valiente chica — susurra.

—Bésame de nuevo.

Vane se inmoviliza, una mano en mi espalda, la otra en mi trasero.

—Bésame —digo con un respiro, y veo sus labios separarse al respirar con fuerza.

Inclinándose sobre mí, toma el. Móvil y la tira hacia el asiento
del conductor junto a mis pies calzados con sandalias. Luego su boca está en la mía mientras mueve su mano derecha a mi cabello, sosteniéndome ahí, y levanta la izquierda para acunar mi rostro.
Su lengua invade mi
boca y yo la acepto. La adrenalina se convierte en lujuria recorriendo a lo largo de mi cuerpo. Acerco su rostro, deslizando mis dedos por sus patillas, disfrutando su sabor. Gruñe hacia mi afiebrada respuesta, bajo y
profundo en su garganta, y mi vientre se aprieta rápido y con fuerza lleno de deseo carnal. Su mano se desliza por mi cuerpo, frotando mis pechos,
mi cadera y directo a mi trasero.

Me muevo poco a poco.

—¡Ah! —dice y se aleja de mí, sin aliento.

—¿Qué? —murmuro contra sus labios.

—Moni , estamos en un aparcamiento.

—¿Y?

—Bueno, en este momento quiero follarte, y te estás moviendo sobre mí… es incomodo.

Mis ansias se salen de control hacia sus palabras, apretando todos mis músculos debajo de mi cadera una vez más.

—Fóllame entonces. —Beso la esquina de su boca. La deseo. Ahora. La
persecución en el coche fue muy emocionante. Demasiado emocionante, aterradora… y el miedo se ha convertido en libido. Se aleja para mirarme,
sus ojos oscuros y entrecerrados.

—¿Aquí? —Su voz es ronca.

Mi boca se seca. ¿Cómo puede excitarme con tal sólo una palabra?

—Sí, te deseo. Ahora.

Inclina su cabeza hacia un lado y me mira fijamente por unos segundos.

LIBERADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora